Capítulo 22

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Después de regresar de casa de Darya, Eamon percibía una extraña sensación a su alrededor. No estaba seguro si tenía relación con la continua lluvia, ya que en Tyneham no habían experimentado una tormenta tan intensa en años. Sin embargo, sentía que algo había cambiado, como si algo fuera diferente.

Al llegar a su hogar, una profunda sensación de soledad invadió a Eamon, sintiéndose vacío y preguntándose qué haría ahora. Desde que el padre de Darya se marchó unos meses atrás, Eamon se había centrado en el pequeño negocio de frutas y verduras que cultivaba Darya y él vendía en la feria del pueblo.

En aquel momento, sin Darya y sin Hugo, sentía que no tenía nada que hacer. Así que estuvo haciendo un pequeño inventario de lo que tenía en casa para sobrevivir mientras Darya y él podían volver a trabajar y concluyó que podía aguantar una semana, le parecía más que suficiente. 

Sabía que, en cualquier momento, Darya podría cambiar de turno para cuidar a su padre con Azami, y él solo necesitaba que ella recogiera los cultivos y él los vendería. Además, le emocionaba mucho que Hugo hubiese vuelto y saber que se estaba recuperando le daba esperanzas de continuar con su puesto como aprendiz.

Ya un poco más tranquilo y con mucha fe en el futuro, se preparó un poco de té para entrar en calor, la constante lluvia hacía su pequeña estancia aún más helada que de costumbre.

Luego de disfrutar de su taza de té, se recostó a leer, sin tener muchas ocupaciones. Al estar encerrado y solo en casa, esa era su única distracción. El padre de Darya le había prestado muchos libros antes de irse y él se había puesto la meta de terminarlos antes de que volviera, le quedaban solo un par, y esperaba poder aprovechar su tiempo de recuperación post-cirugía para cumplir con su objetivo.

Comenzó a leer y sentía cómo el sonido de la lluvia lo arrullaba, no tardó mucho en quedarse dormido con el libro sobre su pecho.

El sonido de algo golpeando una de las paredes de la casa lo despertó de repente, dejándolo asustado. Se levantó rápidamente para investigar qué había sucedido y al mirar por la ventana, se dio cuenta de que no había nada cercano a la pared, ni objetos en el suelo que pudieran haber causado el ruido. Era como si nada hubiera chocado contra ella.

La situación lo dejó confundido y dudando si había sido solo un sueño. Siempre le costaba un poco despertarse, consideró que podría haberlo imaginado y confundirlo con la realidad. Continuó mirando entre la lluvia, intentando distinguir de dónde había venido aquel ruido, no pudo encontrar nada, así que volvió a su cama.

La sensación de nervios al estar solo en casa era desconocida para él. Desde el momento en que se mudó a este lugar, supo que era su hogar, y aunque fuese pequeño, era su propio refugio, algo que tenía un valor inmenso para él, que solía no tener nada.

Se sentía orgulloso de sí mismo, sabía que podía lograr grandes cosas y se sentía bien encaminado. Le iba bien en su emprendimiento, tenía alguien que lo amaba, y estaba construyendo su futuro en un área laboral que lo apasionaba. Para ser un chico abandonado en que nadie creía, había logrado mucho.

Con la satisfacción de aquel sentimiento de superación en mente, volvió a quedarse dormido. Solía imaginarse un futuro al lado de Darya muchas veces, a veces despierto, a veces medio dormido, y no era raro para él soñar con ella.

Soñó que la abrazaba por detrás mientras dormía, y enterraba su rostro en su cabello azul como el mar más profundo. Anhelaba tenerla cerca, así que la apretó con más fuerza. De repente, sintió que su cabello se transformaba en agua, Eamon pudo sentir cómo se hundía cada vez más, sintiendo que le faltaba el aliento. Eamon luchó por nadar hacia la superficie para liberarse, pero por alguna razón, no pudo separarse de ella. Mientras él ascendía, ella parecía hundirse cada vez más, como si fuera un ancla que lo mantenía atrapado.

Búscame en el agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora