Capítulo 31

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Darya intentaba adivinar qué tipo de relación tendría Maia con aquel chico, que acababa de presentarse como Zack. No podría decir con seguridad si tenían algún parentesco, pero se imaginaba que tal vez era solo otro joven al que Maia había acogido, así como ella en ese momento.

—Puedes sentarte donde quieras, deberías descansar un poco mientras preparo la cena. Sé que has tenido un día muy pesado, el primer día siempre es así —le dijo Maia, ese tono protector era nuevo en ella, pero Darya no se quejaba.

Se acercó a uno de los sillones, y se sentó en él, mientras escuchaba como Maia avanzaba hacia la cocina. En el otro sillón, se encontraba aquel chico que acaba de presentarse como Zack. Darya sabía que podía usar aquel momento para sacarle un poco de información, pero se sentía cansada, así que reposó la cabeza hacia atrás, y cerró los ojos un momento, intentando descansar la vista.

Al cerrar los ojos y recostar la cabeza, recordó a alguien más que había hecho exactamente el mismo gesto al llegar cansada a casa. Se le vino a la mente aquella chica a la que le había borrado los recuerdos de su padre esta mañana, pensó en cómo utilizó ese momento de debilidad para robarle sus memorias, y aunque Darya ya había soltado esos recuerdos en la tierra, no había podido olvidar cómo se había sentido habérselos arrancado.

Se enderezó de golpe en la silla, respirando entrecortadamente, mientras intentaba calmarse. Zack, que se había mantenido leyendo un libro hasta ahora, se acercó a ella y le puso la mano sobre el hombro en señal de apoyo.

—Tranquila, el primer día siempre es duro, sobre todo cuando te toca ser una limpiadora.

¿Cómo sabía él que sentía? Era un Yellow, sin nada de relación con su don. Era imposible que le hubiese tocado vivir algo así, de todos los dones, estaba segura de que a ella le había tocado vivir lo peor, tanto en vida como en esa etapa que no estaba segura si podría llamar muerte.

—No me mires con cara de querer matarme, no puedes hacerlo —él volvió a hablar, como si pudiese escuchar lo que ella estaba pensando.

—Lo dices como si ya hubieses intentado escapar de esta pesadilla antes.

Luego de insinuarle aquello, Darya se regañó internamente por haber sido tan directa. Hablar de aquello como una pesadilla podía delatar sus verdaderas intensiones, pero sabía que tocar ese tema espontáneamente sería muy difícil, así que decidió continuar y ver qué le soltaba Zack.

—Esta nueva vida te hace plantearte muchas cosas, pero una vez que te acostumbras, estás mejor. Uno solo se arrepiente por lo que dejó atrás —le respondió él, volviendo a tomar el libro y fijando su mirada en sus palabras.

Darya pensó en cómo retomar la conversación de vuelta a ese tema, ya que él estaba muy concentrado leyendo. Le recordaba a Eamon, siempre que leía era imposible apartarlo del libro hasta que él decidiera por cuenta propia dejarlo, aunque Eamon había nacido como un Green, esa pasión por la lectura sin duda era digna de un Gray.

Zack levantó la mirada del libro por un momento, y la dirigió a ella. Cuando sus miradas se encontraron, él sonrió con complicidad, dándole de nuevo esa sensación de que sabía lo que ella estaba pensando.

—Tienes esa típica cara de boba enamorada, ya entiendo por qué llamas a esto una pesadilla. Extrañas a alguien, ¿no es así? —Zack era sin duda una persona a la que no podías engañar, sus ojos verdes parecían transparentar todo dentro de ella. Ella no tenía nada que perder, así que decidió ser sincera, al menos un poco.

—Extraño a mi familia —le dijo, lo cual no era mentira.

Él pareció entender que era un tema difícil, y a Darya le sorprendió ver que le mostrara empatía.

—Yo también, extraño mucho a mi familia —le respondió Zack con una pequeña sonrisa nostálgica, como recordando sus momentos juntos—. Creo que lo más difícil de esta nueva vida es verlos crecer. La peor parte es cuando ya no están más acá, aunque aún puedo verlos a través de su descendencia. A veces desearía que ellos también se hubiesen liberado, para poder estar juntos.

Darya no había pensado en eso, si su familia se liberaba, podrían estar juntos para siempre. Sin embargo, no estaba segura de si realmente era eso lo que quería, ella quería que ellos fueran libres de escoger su don o cualquier otro, y liberándose podrían hacerlo, pero liberarse significaba estar a merced de Chiemi, que por más que pintaba aquella libertad como algo hermoso, Darya sentía que había algo oculto.

—Sigues teniendo esa expresión en el rostro. Tienes que tener cuidado —le advirtió Zack.

—¿Cuidado? ¿Con qué?

Él miró hacia ambos lados antes de continuar hablando, y se aseguró de que las ventanas continuaran cerradas, como si tuviese miedo de que alguien más lo escuchara. Aquello alertó a Darya, quien también miró a su alrededor en la sala. Él se acercó a ella, hablándole casi en el oído.

—No puedes ir por ahí mostrando debilidad hacia los limitados. Si lo haces, pueden usarlo para chantajearte. Como bien sabes, nosotros no podemos salir de aquí, y como a nosotros no pueden hacernos nada, usan a nuestros seres queridos en nuestra contra.

Aquello sonaba horrible, Zack hablaba exactamente como hablaría alguien que había pasado por eso, la experiencia que detonaba en su tono de voz era dolorosa y Darya se sintió abrumada, tenía demasiado que perder, su padre, Azami, Eamon, eran todo lo que le quedaba.

Pero había algo que Darya no podía entender, ¿cómo usaban a sus seres queridos para chantajearlos si le habían dicho que era imposible interactuar con ellos? Aquello la hizo dudar, y decidió que iba a acabar con ese misterio. Si había esperanza de poder comunicarse con ellos, podría salir de ahí, confiaba en que Azami e Eamon la ayudarían.

—Entonces, ¿si es posible interferir con su mundo? —preguntó Darya.

—Lo es, pero no todo el mundo puede hacerlo, Chiemi y Dereck lo tienen bien controlado.

—¿Cómo?

—Funciona justo como con los limitados, que aun teniendo un don asignado por naturaleza, les es posible aprender uno nuevo y tomarlo como propio. Dominando otros dones puedes lograr interactuar con el mundo real, Chiemi y Dereck lo usan en contra de nosotros para hacer que hagamos lo que quieren.

No podía creer que era así como habían logrado tenerlos a todos bajo su mandato. Darya suponía que había algo raro en todo aquello, y ahora que sabía qué era, se encontraba más decidida a querer acabar con la maldición, aunque temía el cómo lo haría, ya que no quería poner en riesgo a su familia. Como cosa rara, Zack continuó hablando sobre lo que ella estaba pensando.

—Sé que es triste, y sonará horrible, pero tengo suerte de no tener ningún familiar directo ahí afuera. Ya no tienen a nadie con quien chantajearme, a diferencia de la pobre Maia.

—¿Maia tiene familia?

—Sí, pero eso no le ha impedido luchar.

Eso quería decir que ella también luchaba contra la maldición, y saber aquello le emocionaba mucho, significaba que podría tener una aliada. Si Maia tenía familia y aun así se arriesgaba, eso significaba que había una manera de protegerlos. Darya quería saber más sobre su familia, sentía que debía averiguar quiénes eran, o si los conocía. Así podría saber si realmente estaban a salvo, estuvo a punto de preguntarle eso a Zack, hasta que escuchó la voz de Maia venir desde la cocina.

—¡Darya! ¿Estás despierta?

—¡Sí! —le respondió, alzando la voz. No sabía si podía escucharla desde allá y decidió decirlo en voz alta, así como ella. Sin embargo, no hubo necesidad, porque al cabo de unos segundos Maia estaba de pie en la puerta, aún usando un delantal y con una cuchara en la mano.

Al llegar, los miró a cada uno, notando lo cerca que estaban el uno del otro, y levantando una ceja mientras sonreía con complicidad. Ambos notaron lo que estaba pensando muy rápido, Zack se puso de pie y Darya se sonrojó de inmediato.

—Parece que ya son muy cercanos —les dijo Maia, mientras se echaba para atrás, intentando escapar de Zack, que estaba intentando hacerle cosquillas. Darya no pudo contener la risa cuando la vio amenazarlo con la cuchara—. Ya, ya, déjame, vamos a comer.

Búscame en el agua.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora