Dibu Martínez (+18) "Mirá que te como" 🔥 [TERMINADA]

Cap 5: Texting Emi.

Eran las dos de la tarde del otro día, habías estado dudando en escribirle. Emiliano no había subido nada a su historia, vos tampoco.

"Bueno, ya fue"
Entraste al chat.

en línea

Vos: Emi

Saliste del chat y comenzaste a scrollear con nerviosismo en Twitter. Al cabo de dos minutos, te respondió.

Emi: Who is this?

"¿Eh?, ¿qué le pasa a este?, ¿me habrá pasado mal el número?"

De repente comenzó a sonar tu teléfono, te estaban llamando, era Emiliano. Te pusiste nerviosa, pero contestaste.

-¿Hola...? -no sabías con qué te ibas a encontrar del otro lado.

Sonó un pitido, alejaste tu celular de la oreja y viste que te había cortado. Recibiste un audio de Emi y lo escuchaste, duraba ocho segundos.

-Eeeey -se rió-, pensé que eras un hincha huevo' de la prensa. Cuchá, en un ratito te llamo ¿querés?, nos vemos, besooo.

Se te estrujó la panza. Volver a oír su voz rasposa te dio como cierta vitalidad, hablaba con soltura, como si te conociera desde hace mucho tiempo. Reaccionaste a su mensaje con un corazón.

Saliste del chat, pero cuando viste su nombre, notaste que podías ver su foto de perfil, la abriste con inmediatez.

Largaste una pequeña risa exhalando por la nariz y le sacaste una captura de pantalla.

"No puede ser tan lindo..."

Escuchaste su audio en repetición casi toda la tarde.

A la noche, fuiste al gimnasio del hotel, te pusiste los auriculares y quedaste exhausta luego de una hora de ejercicio intenso.

Subiste a tu habitación a darte una ducha. Cuando saliste, te entoallaste. No habías revisado más el celular. Emiliano no te había llamado y ya eran las nueve de la noche. Te arreglaste de manera casual y bajaste a cenar al comedor con tu papá.

Cuando estaban eligiendo las mesas entre la multitud, tu papá te tocó el hombro y señaló con su mano.

-Andá a allá. Esperame ahí.

Observaste en la mesa a un jóven sentado. Lo miraste a tu papá, desconcertada y él te hizo seña con los ojos para que vayas. Se dio media vuelta y procedió a agarrar botellas de agua fría, pasándotelas.

Vos te rascaste la nuca y te dirigiste a la mesa, a lo lejos podías ver como el jóven se levantaba de la silla a esperarte. Cuando estabas llegando a la mesa estiró el brazo para saludarte.

-Hola, qué tal -estrecharon las manos, notaste su acento argentino.

-Hola... -dijiste, sonriendo con formalidad y dejando las botellas de agua en la mesa.