Cap 22: No Service

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La gélida mañana inglesa se pegaba en tus cachetes. Estabas preparada para trabajar, envuelta en varias capas de ropa. Emiliano se vestía con más liviandad, aunque debajo del short y la camiseta llevaba un conjunto térmico.

Bajaron de la mano hacia la entrada del edificio, él te había sugerido llevarte hasta la biblioteca y vos aceptaste.

Una vez dentro del auto, Emiliano se demostraba más abierto que la noche anterior, te hacía preguntas.

—Che y... ¿cómo se llama este tipo?

—Franco —pronunciarlo sonó extraño cuando acostumbrabas llamarlo Profe.

Emiliano asintió, sin despegar la vista de la avenida que iban cruzando.

—¿Y es un viejo o... es jóven?

—Y... viejo, ponele —contestaste mirándote al espejo, raspando uno de tus colmillos con la uña.

—¿Cuánto?

—No sé exactamente la edad, pero debe tener treinta y cuatro o treinta y cinco años.

—Mm... Pará. ¡¿Treinta y cinco te parece viejo?!, ¿qué me queda a mí? —te observó.

Giraste los ojos hacia su dirección con una sonrisa culpable.

—No digo que vos seas viejo.

—No... ¿entonces? Tampoco te hagas la pendeja vos. En cinco años te vas a acordar de mí.

—Bueno, ahora que parecés un viejo —admitiste en un tono sobrador.

—Daaah... —se quejó mientras giraba la cabeza para observar hacia atrás.

Estacionó, desabrochó su cinturón y te observó sin moverse.

Frunciste el ceño.

—¿Qué... querés venir?

Volvió a abrocharse el cinturón.

—No... —rió— quedo re enfermo —adhirió.

Sonreíste y lo besaste en la mejilla, su barba estaba un poco más bultosa, él te tomó del cachete y te plantó un beso en los labios.

—Suerte. Te amo.

—Yo más —le contestaste abriendo la puerta después de desabrocharte el cinturón.

Moviste los dedos de arriba hacia abajo en forma de despedida y te acercaste a la entrada de la librería. Te percataste de que el cartel en busca de empleados ya no estaba pegado en la vidriera.

El tintineo de las campanillas te tomó por sorpresa, te paraste a mirarlas un segundo. Retomaste tu camino hacia el mostrador, donde sólo estaba uno de los jóvenes.

Te saludó con su acento inglés y se presentó.

Frederick (o Freddie, como le gustaba que lo llamasen) era un chico de diecinueve años. Su cabello fino llevaba rulitos cobrizos repartidos cuidadosamente por toda la cabeza, su tez era tan pálida que las ojeras debajo de sus ojos celestes se marcaban rosáceas.

Tenía la pinta de cualquier inglés. Labios finos, nariz delgada, dientes pequeños y esa mirada de agotamiento que tenía tatuada la mayoría de jóvenes.

Te explicó brevemente en qué consistiría tu trabajo. Por un lado, te ibas a enfocar en la PC (gracias a Dios) hasta que pudieras asentarte y familiarizarte con los estantes. Si alguien llegaba en busca de un libro, bastaba simplemente con teclear el nombre en la base de datos para dar con el paradero de éste.

En el caso de que no estuviera disponible, Freddie se encargaría de llevar al cliente hasta la categoría de género literario del libro en cuestión.

Dibu Martínez (+18)  "Mirá que te como" 🔥 [TERMINADA]Where stories live. Discover now