Cap 12: Me too, Em.

9.7K 594 134
                                    

Emiliano estaba en plena concentración. No salía del hotel más que para entrenar con el equipo. Lo extrañabas, sí. Todos los días, pero él siempre se hacía un tiempo para escribirte, aunque vos tampoco querías presionarlo a que lo haga.

Faltaban dos días para el partido final, Emiliano estaba dándose un baño de agua fría y te llamó. Charlaron un rato, no solía hablar mucho sobre el partido y lo respetabas.

—Estuve charlando con David. En la última sesión le conté sobre nosotros.

—¿Ah, sí?, ¿y sobre qué hablaron?

—Bueno, fue bastante breve. Pero me alentó a que te siga escribiendo si me nace hacerlo.

«Aunque te parezca mentira, me hacés bien. No sé, sos mi momento de... calma. Dentro de toda la tensión, cuando hacemos videollamada o cuando hablamos, me despeja».

—Qué lindo esto que me decís... me encanta hablar con vos, siempre —le respondiste.

El otro día Emiliano y vos habían estado hablando casi toda la tarde que él tenía libre. Al principio eran mensajitos, después comenzaron a profundizar. Te diste cuenta de que era mucho más introspectivo de lo que suele mostrar, a veces le daba muchas vueltas a un asunto. Vos le aconsejabas, como podías.

A veces habían silencios, pausas largas donde escuchabas su respiración. Luego la charla se volvía a retomar o tomaba otra dirección, pero siempre fluía.

Te contó que tuvo que irse a Inglaterra siendo muy chico. Vivió de prestado por un tiempo. Cuando se pudo acomodar, había conocido a Amanda. Una chica Brasilera que vivía en Inglaterra, luego de varios años de noviazgo, se iban a casar en 2017, pero se suspendió, el resto es historia.

Te diste cuenta de que Emi era muy autocrítico, a veces se culpaba de cosas que no le pertenecían. Definitivamente no era perfecto, te contó que le resultaba difícil no dejarse llevar por la emoción del momento, así sea negativa o positiva, pero mientras más lo conocías más te gustaba. Te gustaba que mantuviera alejado de sí el filtro estético de perfecta virilidad, por lo menos al lado tuyo. 

Era tierno, amoroso, aunque a veces te sentías analizada, era muy observador, sentías que sabía todo lo que te pasaba por la cabeza, pero elegía hacerse el tonto. Medías tus palabras e intentabas parecer elocuente, pero siempre había momento para distenderse, hacer chistes; te hacía sentir que había algo más allá del interés sexual, sentías que además de todo lo que pasaba entre ustedes, también se habían vuelto amigos.

—Me voy a cambiar y voy a dormir una siesta. Estoy muerto —suspiró y escuchaste el agua de la bañera moviéndose.

—Dale, andá —respondiste.

—Gracias.

—¿Por? —preguntaste.

—Por aguantarme. Viste lo pesado que me pongo a veces...

—No, nada que ver. Amo hablar con vos y que me cuentes tus cosas. Me gusta que confíes en mí, sos muchísimo más capaz de lo que pensás. Perdón yo, en todo caso —reíste—, no quiero que pienses que tenés que llamarme siempre para saber que contás conmigo.

—No digas pavadas ¿dale? Si yo te hablo es porque te quiero.

Aclaró la garganta.

«Porque quiero. Si yo te hablo es porque quiero»

Qué hermoso fallido. Sonreíste de oreja a oreja.

—Bueno, me voy. El domingo te quiero ver ahí, más te vale que estés porque sino...

—Obvio que voy a estar, gordo.

Te tiró un beso.

—En unos días nos vemos —te dijo.

Colgaste.

"Te quiero..." te quedaste pensando. Te preguntabas si realmente sentiría eso por vos. Dejaste el celular en la cama y sacaste de abajo de tu almohada la remera roja del 23 que te había dejado aquel día. Todavía conservaba su olor.

Cuando lo extrañabas mucho te permitías olerla, querías hacerlo lo menos seguido bajo la tonta creencia de que, mientras más respirabas su aroma, menos olor a él le iba quedando.

¿A quién le ibas a mentir, a este punto? A todo el mundo, quizás. Pero a vos imposible. No podías mirarte al espejo sin pensar que lo que te devolvía el reflejo, le pertenecía a un hombre.

No podías dormir a la noche sin mirar a la ventana y observar las estrellas, pensando que le reflejaban a su ventana de igual manera.

Pocas veces te permitías pensar que en algún punto, te ibas a tener que volver a tu casa.

Y sí, lo deseabas. Deseabas su cuerpo, su calor y su destreza.
Pero también lo querías.















Les dejo un Dibu sensible <3

El próximo va a ser más largo, estoy tratando de reponerme, gracias por entender <3

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El próximo va a ser más largo, estoy tratando de reponerme, gracias por entender <3

Dibu Martínez (+18)  &quot;Mirá que te como&quot; 🔥 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora