Dibu Martínez (+18) "Mirá que te como" 🔥 [TERMINADA]

Cap 15: See you, Emiliano.

—¿Pero ahora tiene que ser?

Te habías levantado de la cama, Emiliano estaba desvalijando absolutamente cada cosa suya que había en la habitación, no era mucho. Bastante ropa, eso sí.

—Sí, y además tengo que ver cómo voy a hacer con el auto que compré acá.

—Gustavo se puede encargar de eso... —dijiste cruzada de brazos.

Gustavo era su representante, un hombre grande que se ocupaba de varios asuntos que el Dibu no podía manejar por sí solo. Era además, el hombre que le había pedido estrictamente que no se mostrara con vos. Para vos no era un detalle menor que Emiliano hubiera aceptado su petición.

—Sí, ya sé, pero esperá —te contestó abriendo los cajones con ropa interior y medias, algunas estaban sin usar, con etiqueta y dobladas cuidadosamente.

—Bueno... pero me voy yendo. ¿Cuándo tenés que irte? —le preguntaste.

—No sé, me dijeron que me aliste para volar a Buenos Aires.

—¿Pero ahora?

—¡Sí nena, ahora! La concha de su madre... —le susurraba a un cajón que se había trabado y estaba tironeando, aunque también sentías que iba dirigido a vos.

—¿A quién le decís, al cajón o a mí?

Te miró levantando una ceja.

—A vos —te respondió sarcásticamente.

No te gustaba nada la actitud que te estaba mostrando. No te gustaba nada tampoco, la idea de que a partir de ahora no lo ibas a volver a ver hasta... no sabías cuándo.

Caminaste hasta el baño, te pusiste el jean que estaba tirado en el suelo y agarraste el resto de tu ropa. Te sentaste en el inodoro y luchaste mientras te atabas los cordones de las zapatillas. Sentías que todo te costaba el triple realizarlo, los quejidos de Emiliano no colaboraban con tu malestar.

Agarraste una bolsa de tela que encontraste en el baño vacía y metiste toda tu ropa ahí. Te llevaste la bolsa al hombro y saliste del baño, lo viste a Emiliano, que permanecía en silencio mientras guardaba sus pertenencias en dos valijas enormes.

—Emi.

—Qué —te contestó sin mirarte.

—Me voy.

Te observó y se incorporó con rapidez, quedando frente a frente tuyo.

—¿Por? 

Se veía cansado, tenía una expresión de preocupación en la cara, ojeras y bolsas debajo de los ojos. Le viste la medalla colgándole en el pecho y apretaste los labios, volviste a mirarlo a los ojos.

Habían sido días estresantes. Quizás no llegarías nunca a comprenderlo como él lo hacía, el esfuerzo que había hecho antes de ganar la copa, los días entrenando, saliendo a clubes donde no tenía ganas, hablando por vos con teléfono, sumado a los años de trabajo constante... el mérito era suyo.

Y merecía disfrutarlo, no pasarla mal.

"Quizás le esté haciendo un favor."

—Me llamó mi papá...

—¿Te pidió que vuelvas?

—Sí —mentiste.

—Uy... la puta madre —se puso una mano en la nuca—. No sé si voy a poder acompañarte.

—No pasa nada, igual me dijo que iba a ser un asado familiar, ya me debe estar esperando.

"¿Qué mierda dije?"