Dos

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"Gorrión uno, responde" dijo una voz masculina que salía de la radio en el estuche de la mujer. Antes de que ella saliera de la estupefacción de ver su arma estropeada por un simple movimiento de los dedos de ese sujeto, él le arrebató la radio tirando la funda sin ningún cuidado por lo que las correas acabaron haciéndole unas heridas en el muslo. La muchacha no las advirtió. Sus ojos quedaron fijos en la mano de ese hombre que hizo pedazos el artefacto sin ningún esfuerzo.

Para él esa mujer hacia parte de una fuerza militar. Que llamara a otros de su escuadrón sería bastante problemático debido a que su estado no le permitiría defenderse. Lo que hizo bastó para sembrar el terror en aquella mujer a quien iba a preguntar que planeta era ese, pero antes de poder abrir la boca un fuerte dolor de cabeza lo hizo caer sobre sus rodillas. Abundante sangre comenzó a brotar de su nariz conforme el dolor crecía. Siendo incapaz de contenerse acabó soltando un grito espantoso. Aquello pareció útil, pues el dolor disminuyó. Sin embargo, había quedado en una postura desventajoso y cuando levantó el rostro vio un madero yendo directo hacia su rostro. Bloqueó el golpe sujetando aquella gruesa rama con la mano, pero le dolió el impacto. Estaba demasiado frágil por lo que hizo un gesto de enfado. Haciendo un giro de muñeca arrebató el madero a la muchacha que vio su improvisada arma ser arrojada a la oscuridad, varios metros más allá. Al verse vulnerable, la mujer decidió huir a la espesura del bosque.

-¡Espera!- gritó el sujeto y su voz se oyó ronca- ¡Mujer...regresa!- le pidió, pero su llamada fue inútil.

Resignado observó la fogata. No lo había notado, pero había un olla pequeña calentándose ahí. Recordó el trapo frío en su cabeza y luego miró sus manos. Ella no lo ató. Había estado cuidando de él. Nadie que conocerá a los saiyajin o al ejército de Freezer cuidaría de uno de ellos. Limpiándose la sangre que salió de su nariz con el dorso de la mano, se acercó a la mochila que la mujer abandonó. Tenía un pequeño equipo de supervivencia ahí que le sería bastante útil. Después de revisar aquella prenda volvió su atención a la comida. Los saiyajin podían ser muchas cosas, pero remilgosos con la comida no. Se sentó ahí a comer esa especie de sopa vigilando el oscuro túnel por donde ella se fue. La mujer podía volver y después del susto que le dio, no lo haría sola.

La muchacha llevaba una pequeña linterna en el segundo estuche en su muslo, también un cuchillo al cinto. Tomó ambos para huir de ese extraño hombre que encontró en el bosque. Como ese sujeto se había desmayado ella había llamado a la base para que fueran por ellos, pero después de la reacción que él tuvo y ver de lo que era capaz, se preocupó por la suerte de sus compañeros por lo que se encaminó hacia el río para seguirlo hacia el valle. Lo más probable era que ellos subieran por ahí con el vehículo de emergencia.

La chica no se equivocó. Los guardabosques usaron el camino paralelo al río para ir en ayuda de ella y el hombre que esta encontró. Fueron las luces del vehículo lo que alertó al extraño de la capa. Se pasó ahí todo el día siendo incapaz de moverse. Todo su cuerpo era víctima de dolorosos calambres y se temía moriría allí. Si la nave en que llegó a ese mundo había sido destruida no tendría manera de enviar una señal de auxilio quedando confinado a ese lugar. En esas horas de forzado descanso logró recordar el rostro del soldado que lo cargo hasta la nave. Se preguntó si seguiría vivo y si lo estaba qué rayos hacia que no lo encontraba. Era un soldado de clase baja, tenía que dar prioridad a su vida. Sus pensamientos se vieron interrumpidos con aquellas luces.

De haber tenido su salud y poder aquel vehículo no hubiera representado ningún peligro, pero en ese momento era una calamidad en potencia. Y si bien contempló la posibilidad de encontrar socorro en quienes se aproximaban, prefería no ser visto con ese aspecto por lo que reunió todas sus fuerzas para ponerse de pie e intentar ocultarse al interior del bosque, mas no llegó lejos y acabó siendo visto por uno de los hombres a bordo del vehículo. Su apariencia hizo a aquel sujeto dar un grito que alarmó a su compañero, quien hizo una mala maniobra terminando por estrellar el automóvil en contra de unas rocas. El accidente no fue mortal, pero dejó a los guardabosques bastante mal trechos. El que conducía terminó inconsciente y el que iba a su costado pudo descender del vehículo bastante aturdido, aunque la imágen de un ser de aspecto de reptil quedó ante sus ojos otra vez.

Era para mí Where stories live. Discover now