Diesinueve

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Con el paso de los días la recuperación de Zarbon se fue haciendo más evidente. Su fuerza había regresado casi por completo. Su agilidad y velocidad también. Dos cosas que no dudaba en presumir ante Mali a quien le asombraba bastante lo rápido que podía moverse Zarbon pese a lo grande que era. Pero la recuperación de Bardock era mucho más lenta y muy poco había cambiado desde su llegada a su mundo. En ocasiones todavía perdía el balance o no era capaz de mantener su cola enroscada entorno a su cintura. Eso lo estaba angustiando un poco, pero tenía su fe puesta en el astro nocturno de ese planeta, aunque no desconocía los peligros que eso pudieran conllevar para sus compañeros. En especial para Mali a quien observaba a ratos preguntándose, en una que otra oportunidad, que le resultaba tan atractivo en esa mujer.

El deseo de aparearse de los saiyajin respondía más a una necesidad básica de reproducirse, pero en ocasiones sucedía por cosas un poco diferentes. Él llevaba tiempo codiciando esa piel blanca y frágil cuerpo. Una vez sería suficiente, pero ella lo rechazó y él no iba a obligarla. Qué oportunidad tenía ella de resistirse. Era tan pequeña y débil, aunque bastante lista, pero últimamente parecía poner más atención en Zarbon que en él. La razón era bastante simple. Ese sujeto la trataba con cuidado. Pese a que la voz de Zarbon era áspera en ese estado, cuando se dirigía a ella lo hacía de manera más cuidad tanto en el tono como en las palabras que usaba. Incluso sus movimientos, cuando Mali estaba cerca, eran más suaves. Un trato delicado, seguramente, era lo que ella prefería. Aunque Bardock no estaba seguro. Esa mujer era un poco extraña. Para empezar se dedicaba a algo por completo incompatible con ella. El saiyajin la observaba y luego la quitaba de sus pensamientos.

La verdad era que Mali no quedo indiferente a la confesión de Zarbon. Y aunque le parecía, todavía, algo extraño su curiosidad la invitaba a averiguar que era lo que esa criatura consideraba atractivo en ella. No se atrevía a preguntarle porque no quería despertar ese tema, sin embargo, cuando esos ojos amarillos la miraban se ponía un poco nerviosa debido a que no sabía tampoco que conllevaba el interés de un ser como ese. Pese a su aspecto, Zarbon no parecía un ser salvaje. Su conducta era bastante refinada y parecía rechazar cualquier cosa sucia o vulgar. Ella tenía aversion a ese tipo de cosas también.

Una tarde en que Mali decidió salir a patrullar la zona, pues se suponía estaba en servicio, Bardock se ofreció a acompañarla diciendo que era mejor no anduviera sola por ahí con una pierna lastimada y esos sujetos merodeando por el bosque. La muchacha aceptó su compañía, aunque un poco desconfiada de las intenciones de Bardock. Obvio no temía él fuera a ultrajarla o algo como ese, pero tampoco quería volver a agitar lo que pasó en el camper. A ratos Mali se preguntaba si en el espacio las  mujeres eran escasas o muy feas. Es que el hecho de que los dos hubieran manifestado ese interés en ella le era bastante raro. Al mismo tiempo esos dos alienígenas le eran bastante similares a los humanos en formas obvias en el caso de Bardock y más sutiles en cuanto a Zarbon. Ese último no quedó muy contento de verla irse con el saiyajin.

-¿Tu trabajo consiste en evitar que la gente corte los árboles y mate a los animales?- le preguntó Bardock de forma un poco repentina después de media hora de caminata.

-Sí. Básicamente de eso se trata.

-Es extraño- manifestó Bardock con ese tono rudo que tenía- Nunca había visto que usarán fuerza militar para algo como eso. La naturaleza les debe interesar bastante...

-Más bien...es lo contrario- le dijo Mali acomodando su arma sobre su hombro- A muchas personas no les importa el daño que hacen a la naturaleza, por eso debemos cuidarla. La gente explota los recursos naturales como si estos fueran una fuente inagotable, pero no lo es.

-Cuando en el imperio un planeta se queda sin recursos, Freezer lo destruye- le contó Bardock como si hubiera recordado algo que vio alguna vez- En serio tienen suerte de ser un planeta sin valor para él.

Era para mí Where stories live. Discover now