Tres

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Mali llevó a esos seres hasta una cabaña usaba por los cazadores en temporada de caza. Una construcción triangular cuyo tejado estaba cubierto de musgo para pasar inadvertida y cuya entrada era protegida por unas zarsas que crecían durante la temporada. El lugar no era muy amplio, pero estaba a resguardo del clima e invitados indeseados. Y ese era el problema que la muchacha advertío poco antes de llegar.

-La cabaña está ahí- le dijo Mali señalando un punto entre unos árboles caídos y unas rocas- Hay algunas provisiones dentro además de un botiquín. Pueden quedarse ahí. No le diré a...

Las palabras de la chica quedaron flotando, pues Bardock la tomó por el brazo y la obligó a continuar la marcha. No iba a dejarla ir en esas circunstancias. Él parecía estar bien, pero lo cierto era que todo su cuerpo sentía dolor. A ratos se agudizaba en algunas zonas y luego desaparecía, mas siempre estaba ahí como un eco entre las paredes de su carne. En las horas que estuvo solo descubrió no podía volar ni usar su energía de ninguna forma, su fuerza también había sido reducida y no sabía si ese estado sería o no permanente. Mientras tanto prefería tener a esa mujer cerca, pues si algunos de sus compañeros aparecía podía usarla de algún modo. También le sería útil para ocuparse de Zarbon, pues no tenía pensado cuidar de ese sujeto. Él solo era una posibilidad de salida de ese planeta nada más.

-¡Te digo que me sueltes!- exclamó Mali que llevaba un rato haciendo declaraciones semejantes y golpeando el antebrazo de Bardock con su puño sin ni siquiera llamar su atención.

Cuando él bajo su mirada a ella lo hizo de forma terrible. Silencio a la muchacha con solo ese gesto. A regañadientes Mali tuvo que ir con él que tumbó la puerta de una patada al encontrarla cerrada con un candado. El sitio era estrecho y no tenía ninguna ventana. Como no cabría con Zarbon sobre sus hombros, Bardock lo dejo caer al suelo sin ningún cuidado y por poco aplastando los pies de la muchacha que logró hacerse a un lado.

-Sera mejor que no entres hasta dentro de una hora- le dijo Mali frotándose el brazo que él le estuvo sujetando- Puede que hayan ratas y otras alimañas. Es mejor ventilar el lugar sino quieres coger algún virus y empeorar tu estado...

Bardock guardo silencio mientras la veía tomar una mascarilla del estuche que todavía llevaba prendido a su muslo. También saco unos guantes oscuros y se hizo en el cabello un moño que dejó al descubierto su nuca. Con ayuda de su linterna, la chica, ingreso al lugar. Estaba por amanecer, pero dentro todavía estaba bastante oscuro.

El saiyajin se hincó frente a la puerta y se quedó viendo como la mujer buscaba algo en un mueble. Él no conocía ese artefacto, pero se trataba de una lámpara de queroseno que pronto dio luz a todo el lugar revelando las paredes de madera cubiertas por pieles de lobo, zorro y ciervo. Había un camastro al fondo, una mesa con dos sillas, algunas cornamentas decorando ese lado del muro, una estuvo y un pequeño estante con utensilios de cocina básicos. Todo estaba cubierto de polvo. Mali comenzó a sacudir el lugar con una escoba. Un par de ratas salieron chillando de la cabaña y unas arañas dieron un buen susto a la chica que se había subido a una silla para colgar la lámpara de una de las vigas. Casi media hora después Zarbon se comenzó a agitar producto del dolor y despertó viendo un cielo abrazado por la luz del amanecer.

-¡Listo! Ya pueden entrar- les dijo la voz de una mujer y casi enseguida alguien lo tomó por las axilas y lo comenzó a arrastrar a algún lugar.

Cuando Zarbon miró atrás se encontró con el soldado de clase baja que lo rescató del campo de batalla. El saiyajin no le dijo una sola palabra y continúo con lo que hacía hasta depositarlo sobre una cama que la mujer improviso con las pieles de animales. El camastro era muy pequeño para él. Zarbon observó el lugar un poco confundido. No recordaba mucho de lo que había sucedido. Lo último que había en su memoria era la imagen de una mujer joven a la que le pidió ayuda.

Era para mí Where stories live. Discover now