Diecinueve

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"Mi lema es: róbalos a todos, viólalos a todos, mátalos a todos"

-  Carl Panzram

Todo seguía tal y cómo lo recordaba, mis dedos tocaron las fotos familiares con nostalgia, los niños estaban sonrientes pero yo no estoy con ellos, no tuve muchas oportunidades de estar con mis primos

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Todo seguía tal y cómo lo recordaba, mis dedos tocaron las fotos familiares con nostalgia, los niños estaban sonrientes pero yo no estoy con ellos, no tuve muchas oportunidades de estar con mis primos.

Entré a la que en un momento fue mi habitación, todo seguía en su lugar, busqué bajo la cama donde saqué una caja oscura de madera, Ragen entró a paso silencioso, con una mirada sin emoción ordenó que me apure.

—Mientras más tiempo estoy aquí siento nostalgia.

—Apúrate de una vez.

Saqué el papel y bajamos pero me detuve al ver unos documentos sobre el comedor, una carta con fecha de meses antes de mi ingreso al centro.

Número siete.

Escribo esta carta para confirmar tu propuesta, tendrás tu liberta soñada y dinero, sé que eres uno de los mejores en tu trabajo y por eso recurro a ti, a ustedes les fascina jugar con sus presas, también te complaceré en eso, necesito saber dónde está Wendy, por ese motivo es esencial que antes de matar a Jaina le saques información, una vez hagas lo que pido te sacaré del psiquiátrico.

Mi garganta se sintió áspera, de reojo lo miré y con enojo apreté el papel hasta volverlo una pelota y se lo aventé.

—Mentiroso, ¡mentiroso!

—¿Qué tienes ahora?

—Todo este tiempo mentiste, ella te contraró para matarme, ibas a hacerlo.

—Yo nunca te mentí, siempre fui honesto al decir que soy tú asesino.

—¿Soy una presa más?, un puto pase para tú libertad —intentó acercarse pero retrocedí.

—Lo he dicho muchas veces, para que alguien esté vivo y cerca de mi debe tener una pizca de valor.

—¿Alguna vez sentiste algo por mi?

—No. No puedo sentir nada, yo vivo para matar gente, respiro mientras que otros dejan de hacerlo bajo mis manos, soy una bestia que vive en la oscuridad misma. ¿Por qué me permitiría tener a una sola persona si puedo tener bajo mi poder a todo el mundo?

—¡No eres Dios!, también puedes morir.

—Sí, pero jamás me permitiría morir por alguien.

Aquello atravesó mi pecho.

Mi voz se volvió frágil.

RagenWhere stories live. Discover now