veintiuno

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"Yo necesito de sangre igual que otros necesitan de alcohol"

-Peter Kurten

Esta vez no me detendré

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Esta vez no me detendré.

Recolecté todos los libros que Sasha leyó antes de su muerte, pasé los siguientes días leyendo hasta altas horas pero nada dió resultado.

Si mi vida estaría en peligro buscaría la manera de advertir a alguien sobre mi muerte, repasé los pocos apuntes que escribió en el libro de maternidad.

Naron me ayudó con varios apuntes pero no hubo avances.

En caso de que Sasha hubiese sido amante de Ragen o Frank no les tendría  miedo pero ella relata que les teme, sobre todo por las consecuencias que ella debe pagar, Conrad no tiene interés alguno en mujeres pues no despiertan su atención.

Sólo quedan Emett y Orlan que son propensos a ser los responsables pero si los llego a inculpar sin pruebas moriré antes de terminar de explicarles mis sospechas, son impulsivos pero las actitudes de Orlan aún no las conozco a profundidad.

—¿Se puede? —levanté la cabeza al escuchar a Frank.

—No deberías estar aquí.

—Mi guardia está afuera. ¿Por qué lees ese libro inútil?

—Es interesante.

—Sasha también se pasaba el día leyendo esa porquería, cuando estaba en las duchas dijo que debía esconder el libro porque tenía miedo que lo leyeras.

—Frank, ahora estoy ocupada, te pido que te vayas.

—Sólo si prometes no volver a estar con Ragen.

Cerré el libro y lo miré molesta.

—Largo.

—No lo haré.

Mis manos temblaron cuando analicé la situación, no puedo ir contra alguien similar a Ragen, es suicidio.

Salí sin dar explicaciones y por todo el comedor busqué a Conrad, si él es el vigilante sabe quién fue el amante de Sasha. Corrí a la biblioteca y al verlo sentado lo tomé del brazo para llevarlo al fondo del pasillo donde nadie pueda escucharnos, no opuso resistencia pero su expresión se volvió rígida.

—¿Dónde está Shun?

—¿Quién es Shun? —lo miré de mala gana—. No sé dónde está.

—Es imposible que tenga una enfermedad cuando en este lugar nos cuidan bien.

—Seguro fue obra del espíritu santo —bromeó.

—Nadie la vio ni sabe en qué habitación se encuentra.

—Trataré de averiguar.

—¿Quién fue el amante de Sasha?

—No sé quién es —irritado peinó su cabello rubio.

RagenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora