Entre los abismos de la oscuridad emergen las cadenas de la desesperación por escapar de aquél internado sombrío y lleno de secretos.
¿Eres tan valiente para luchar contra la oscuridad?
¿Dejarás sumergirte o escaparás para salvarte?
¿Eres capaz de m...
El siguiente capítulo contiene escenas fuertes sobre el abuso sexual y temas de violencia, si no te gustan estos temas te recomiendo saltarte dichas partes.
Gracias.
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Mi cabeza giraba sin parar, la habitación se sintió vacía sin la presencia de Shun, sin embargo Antoni está conmigo, me ayudó a sentarme y consumir mi cena.
Las piernas me dolían y no necesariamente por el sedante, no debería sentirme segura en el centro psiquiátrico pero lo hago, debo estar loca.
—¿Cómo te sientes?
—Extraña.
—Ragen está en confinamiento —debí imaginarlo.
—Agradezco que estés aquí, Antoni.
—De hecho, estuviste inconsciente por tres días, te siguieron administrando sedantes.
Con razón me siento aturdida.
—Creo que me matarán, ¿verdad?
Negó y entrelazó su mano con la mía.
—Ragen mintió, dijo que te sacó a ocultas para matarte y abusar de ti sin la presencia de todos nosotros.
—Pero ellos...
—Él cambió la versión de la historia para salvarte el cuello, ¿comprendes lo que digo?, Ragen te SALVÓ.
Esa palabra retumbó en mi mente.
Él jamás salva a alguien y mucho menos ayuda sin esperar algo a cambio.
Según entiendo, después del robo Frank volvió hecho furia, mandó esos hombres por nosotros para traernos, pero tuvo que informarle al director Omar que Ragen se escapó conmigo.
Pero cambió la versión por mi.
—¿Qué piensas de él?
—Es una persona difícil de entender, un bloque de hielo.
—El pasado de Ragen debió ser difícil, nunca nos habló de su procedencia y nosotros tampoco lo presionamos.
—Antoni, todos en este lugar sabían sus intenciones pero nunca hicieron nada para evitar que me mate.
—¿Que te mate? —pasó su mano por su rostro y exhaló con frustración—. No teníamos idea de eso, quizá Conrad pero en lo que concierne a los demás, no.
—No sé porqué no lo hizo hasta ahora, sé que Ragen estuvo el día que mis padres murieron.
—No debes hablar con nadie de este asunto.
—¿Qué asunto? —habló hermana Rosa, Antoni guardó la calma, se sentó a la orilla de la cama y apretó mi tobillo indicando que hable—. Los escucho.
