2.𝘾𝙝𝙧𝙞𝙨𝙩𝙤𝙥𝙝𝙚𝙧 𝙮 𝙅𝙪𝙙𝙮

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—¿Recuerdas nuestra fiesta de 16?

ChaerYeong había sacado los álbumes familiares en un intento por encontrar una forma de no aburrirse –o no volverse loca, como el mayor de los gemelos creía–, aprovechando que había comenzado a limpiar lugares de la casa que habían permanecido sucios por años. Por su parte, ella siempre había caracterizado por ser muy limpia y ordenada, un polo totalmente opuesto a Chan, quién en aquellos días donde ya no existía la escuela, ni fiestas, ni obligaciones, simplemente dormía, a veces tal vez se ejercitaba, pero se cansaba y regresaba a dormir.

—¿Cómo olvidarlo? La tía Tiffany se puso tan ebria que empezó a bailar encima de la mesa.

ChaerYeong le sonrió al álbum de fotos, pasando sus dedos por las texturas de cada una, añorando esos momentos en donde la familia Bang estaba completa y eran felices, pequeños lapsos en donde ambos gemelos convivían, aunque sea por compromiso. Ya que, desde bebés, la tradición era que ambos gemelos estuvieran juntos al celebrar dicha fecha especial, algo que, después de la adolescencia comenzó a resultar molesto para ellos.

—Extraño a la tía Tiffany. —Suspiró la menor. —Ella nos puso nombres americanos.

—Christopher y Judy. —Sonrió, siempre les habían gustado esos nombres. —Incluso teníamos collares con los grabados.

Ella sonrió, recordando a la loca tía americana que tenían, miró a Chan melancólicamente, hasta que se detuvo al darse cuenta de algo. —Chan. —Llamó, ella llevó una mano hasta acariciar su cabello. —Tu cabello está muy largo, ¿quieres que lo corte? Mamá me enseñó cómo.

—¿Estás segura que no vas a dejármelo como la primera vez que mamá me cortó el cabello?

Ella negó de forma divertida. —Creo que en este álbum hay fotos de ello, podría intentar recrear el corte. —Chan rodó los ojos. —Iré a buscar las tijeras.

Cuando ChaerYeong ella hábilmente iba cortando mechones enteros de cabello, de repente su frente quedó cubierta con un fleco, como solía tenerlo meses atrás. No le había crecido tanto desde la última vez, así que el cambio era menor.

—Estaba pensando en dejármelo crecer de nuevo. —Admitió. —Pero no habrá nadie para decirme que luzco como un Adonis.

—Tal vez puedas dejarlo crecer luego, al final no sabemos qué va a pasar con nosotros. —La menor siguió recortando diestramente, Chan debía admitirlo, ahora que no estaban bajo constantes comparaciones, se sentía bien saber que su hermana era buena incluso en cosas tan triviales como cortar cabello.

—Tal vez deberíamos pertenecer a un clan. —ChaerYeong gruñó a sus espaldas, sabía lo que la respuesta de la chica significaba, ella había estado muy a la negativa con esa idea.

—Uno donde no haya adolescentes hormonados buscando chicas para follar, tal vez.

Chan bufó ofendido y rodando los ojos. —Mi yo del pasado se habría ofendido mucho.

—Para serte honesta, has tenido tantas novias y ninguna duró lo suficiente contigo, incluso llegué a pensar que tal vez te gusten los hombres.

Él arrugó los ojos, volteando para encararla con incredulidad, y a la vez, sopesando lo que creía que era la estupidez más grande que Bang ChaerYeong haya dicho en toda su vida.

—Me gustan las tetas, tetas enormes y suaves, como las de Chou Tzuyu. —ChaerYeong golpeó su hombro, enojada, pero aún así siguió con la tarea de recortar su cabello.

—Hay hombres con tetas.

—¡Pero esos me dan asco! —Se apresuró a responder, de forma asqueada. —Además, nunca encontré atractivos a ninguno de mis mejores amigos.

De la A(mor) a la Z(ombies)Kde žijí příběhy. Začni objevovat