32. 𝘾𝙖𝙨𝙖

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Advertencia: smut

Los balbuceos de SeungMin sobre lavar la ropa no eran solo delirios como creyó, SeungMin de verdad había pedido a las chicas que le prestaran su camioneta para transportar su ropa, aprovechando para llevar todo tipo de detergentes que obviamente se había robado de la tienda.

La razón por la cual había insistido era porque, según él, habían pasado meses desde la última vez que lavó su ropa y no había tenido una lavadora al alcance desde la catástrofe, teniendo que lavar a mano de forma improvisada, así que en ese momento aprovechaba el tener disponible la de su casa. Por esto mismo, ChaerYeong se había ofrecido a ayudarle, pero SeungMin se negó rotundamente, en la mente de Chan, su hermana de verdad parecía quitarse el estrés cuando hacía la limpieza, pero no podía culparla de nada, ella siempre había sido la hermana proactiva entre los gemelos. SeungMin y ChaerYeong eran muy parecidos en ese sentido, ambos eran demasiado limpios o tal vez Chan era demasiado perezoso con la limpieza, ni siquiera le gustaba bañarse.

Sin embargo, allí estaba él, ayudando a SeungMin a lavar la ropa, porque él había entrado a su habitación y simplemente había cargado con el montículo de ropa sucia acumulada que Chan ni siquiera pensaba lavar para meterlo al agua sin haberle preguntado antes, a causa de esto lo había obligado a ayudarle.

Chan no podía quejarse, se sentía como estar oficialmente casado con SeungMin y tener que ocuparse de las tareas de su hogar en un perfecto 50/50, aquello era lo más cercano a una tranquila vida de pareja con la cual solo podía soñar, aquella que le había prometido al menor una vez que las cosas estuvieran mejor.

Lo incómodo había sido colgar la ropa dentro de la cochera, o incluso dentro de la sala, porque colgarla fuera como siempre era una completa estupidez, aún había zombies allí afuera a pesar de que en mucho tiempo no se hubieran topado con ninguno. Chan lo agradecía, porque los odiaba, y aun cuando su subconsciente le decía que era una alarma roja el hecho de que hayan desaparecido tan rápido, no podía más que estar feliz con la idea.

SeungMin se había dado un breve descanso, y fue entonces que decidió visitar la habitación de Chan, el mayor se sentía extraño teniéndolo allí, y más cuando el lugar estaba hecho un desorden ante la inesperada visita, pero el menor insistió en que no le sorprendía que estuviera así, y que de alguna manera ya se lo esperaba. Era raro para él, tenerlo en su habitación, el lugar más privado y personal que Chan podía tener, y SeungMin era su prospecto enamorado (aunque novio oficial), y no podía evitar sentirse avergonzado de que viera su desastre.

Después de improvisadamente limpiar un poco, volteó hacia la cama donde había visto a SeungMin sentarse, este descansaba plácidamente recostado a lo largo de la cama, incluso creyó que tal vez se había dormido, pero al acercarse pudo notar que de hecho, tenía los ojos abiertos mirando al techo.

—¿En qué tanto piensas? —Chan se sentó a su lado, él no quitaba la vista del techo, y luego se revolvió entre las sábanas, hundiéndose y aspirando el aroma. El mayor maldijo ante la hermosa imagen del menor acurrucado entre sábanas que sabía, tenían su olor propio impregnado en ellas, el menor sonrió contra la tela, llevándose toda su cordura con aquel simple gesto.

Chan no tardó nada en llegar hasta donde su cuerpo estaba y buscar la forma de cubrirlo con el suyo propio, abriendo sus piernas para meterse entre ellas, cosa a la cual el menor no puso absoluta resistencia. Le gustaba hundirse tanto como podía en el cuerpo del menor, respirar el aroma a limpio que su piel expedía siempre, combinado con perfume de vainilla, se preguntaba por qué SeungMin siempre se tomaba tantas molestias con su higiene personal, incluso sus costumbres y acciones, pero no podía quejarse de ello, porque era parte de su identidad, y esa pureza era lo que lo hacía diferente de cualquier persona con la que hubiera estado antes.

De la A(mor) a la Z(ombies)Where stories live. Discover now