27. 𝙍𝙪𝙗𝙞𝙤𝙨

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—¿Cuándo fue la última vez que te teñiste el cabello? —Chan le propiciaba suaves caricias en la cabeza, se sentía tan bien para él. Tan seguro y amado, el hecho de que se sienta adormilado en sus brazos le hacía saber lo mucho que confiaba en él.

—Poco antes de conocerte. —Balbuceó, tenía bastante sueño ya, pero era Chan quién no se callaba antes de dormir.

—¿Eres tú quien lo hace? —SeungMin asintió con la cabeza escondida en su pecho. —¿También la depilación de piernas? —Esta vez el menor gruñó, no contento con la pregunta.

—No puedo hacerlo por las heridas, y es jodidamente molesto.

—A mí no me molesta. —SeungMin sintió cómo la mano del mayor se colaba hasta sus muslos y los apretaba, gruñendo de nuevo, tenía tanto sueño pero Chan parecía una batería recién cargada.

—Cállate y déjame dormir, Chan. —Su voz había salido grave y autoritaria, cualquiera sentiría miedo de él, pero el mayor no lo hacía para nada.

Entonces, aprovechando que Felix estaba encima de él, con las piernas a cada lado de su cuerpo, volteó ambos, quedando ahora él encima y viendo el puchero gruñón que se formaba en el rostro del rubio.

—No puedo dormir, Min. —Puchereó, hundiendo la cabeza en el cuello del menor, buscando su piel para besarla. —¿Sabes qué hacía antes para dormir más tranquilamente?

SeungMin ni siquiera necesitó preguntar, supo qué camino dirigía la conversación cuando los labios del mayor comenzaron a besar su cuello y por otra parte, sus caderas se pegaron a su trasero, embistiendo delicadamente.

Incluso el sueño desapareció en él cuando un calor abrazador lo invadió, se sentía tan bien, no podía negarlo, incluso cuando Chan fue llevando sus manos hasta sus piernas, acariciando su trasero por debajo de la tela de su short, tocando el encaje de sus bragas. Luego llevó sus labios a los suyos y suavemente empezó a besarlo, las embestidas no pararon, él definitivamente sabía dónde y cómo tocar, porque ambos se estaban endureciendo rápidamente por el choque de caderas. Había escalado tan rápido, pero tan suave que le sorprendía no sentirse incómodo.

Gimió cuando Chan logró escabullir una mano hasta su pecho y apretó uno de sus pezones, se estaba deshaciendo ante las caricias, su corazón le repetía que no estaba listo pero su cerebro ni siquiera ponía resistencia, solo quería seguir sintiéndose tan bien. Si así se sentían unos cuantos roces y caricias, no se imaginaba cómo era tener sexo real.

—Chan, detente... —Alcanzó a susurrar, su cerebro estaba tan a gusto con todo que a duras penas juntó la valentía para decirlo.

El mayor paró las caricias y las embestidas, mirándolo fijamente por un par de segundos. —¿Quieres que me detenga?

No, no quería. Pero por otra parte, estaba tan nervioso que sentía que incluso si lo hacían, no iba a disfrutarlo, eran tantas sensaciones a las que no estaba acostumbrado. SeungMin se tapó la cara con una de sus manos, estaba muriendo de vergüenza.

—Que sea poco a poco, avancemos poco a poco con los días. —Oyó al mayor suspirar, Chan sacó sus manos de su ropa, y luego abrazó su cuerpo para hundir la cara en el pecho de SeungMin.

—Realmente estoy siendo arruinado por ti, y estoy feliz por ello.

Chan sentía que el Bang Chan del pasado no hubiera dudado ni un segundo en dejar ir a una chica que no quería acostarse con él, pero ahora, no podía pensar en actuar de la misma manera con SeungMin, porque el menor le gustaba tanto, que incluso si nunca le hubiera prometido que algún día tendrían sexo, seguiría detrás de él como un perro.

De la A(mor) a la Z(ombies)Where stories live. Discover now