31. 𝙈𝙞 𝙣𝙤𝙫𝙞𝙤

123 17 3
                                    

MinHo no objetó nada, así que ambos habían salido de la tienda, después de despedirse rápidamente del par de rubios y JeongIn prometerle al alto que confesaría lo que sentía apenas llegue a casa.

Tal vez se arrepentiría, quién sabe. Pero lo cierto era que nunca sabría qué podría haber pasado si no lo hacía.

—Nunca mencionaste que eras australiano. —JeongIn siguió caminando detrás de él después de que salieron de la tienda, aún se sentía desconfiado.

—¿Es necesario que sepas todo de mi vida? —Le devolvió, JeongIn tenía un deja vú con esto, la primera vez que habían hablado, el mayor le había respondido de manera similar ante su insistencia.

Bufó, no era como si la existencia de ]Lee MinHo fuera tan impresionante como para querer saberlo todo sobre él.

Regresaron a casa en completo silencio, ambos chicos se negaban a dirigirse la palabra, obviamente no habían hecho las pases después de todo lo que había pasado, porque JeongIn aún desconfiaba de él, simplemente lo hacía sin razón alguna, quería callar aquel zumbido que le insistía en que algo malo pasaría, todo por el bien de Felix, pero las cosas simplemente no se sentían del todo bien.

Podían perfectamente ver la reja de la entrada, el mayor se adelantó para abrirla, y una vez dentro se llevó la mano hacia el tirante de su mochila para dejarla en el suelo. JeongIn se paralizó, cargando su arco para apuntarlo directo hacia la cabeza de MinHo, este volteó al escuchar el ruido del arma del menor.

—¿Qué te pasa? —MinHo levantó una ceja, aún sin levantarse del suelo donde había dejado la mochila.

—Sabía que había algo extraño en ti. —El mayor se paró lentamente, levantando las manos en el aire, y la mirada de Minho se dirigió hacia el accesorio que llevaba en la muñeca.

Una pulsera de dientes. Y estaba jodidamente seguro en donde había visto una pulsera igual a esa.

—¿Cuál es tu relación con él? —El mayor enarcó una ceja.

—¿Con quién?

—No jodas Lee MinHo, ¿quién te dió esa pulsera? —Observó al mayor tensarse, era obvio que sabía de lo que hablaba, pero incluso así tuvo el descaro de negar.

JeongIn sabía que no había confusión, no cualquiera cargaba con una pulsera de colmillos humanos en la mano como si nada.

—No sé de quién hablas. —JeongIn gruñó, sosteniendo con más fuerza el arco entre sus manos, amenazándolo con soltar la flecha en cualquier momento, a pesar de que muy por dentro sabía que no lo haría.

—Si vas a mentir, vete de mi casa.

—No es tu...

—¡Jodidamente lo es! —JeongIn no tenía cuidado alguno por ser escuchado por Felix, lo único que quería en ese momento era protegerlo, y el tipo frente a él había escalado rápidamente en su lista de personas peligrosas. —¡Yo limpio, yo cocino, yo lavo la ropa, yo vivo aquí y soy yo quien cuida a Felix! Y por eso mismo será mejor que te largues antes de que te vuele la cabeza con una flecha.

El mayor no respondió, se había quedado allí con los brazos en alto, y con aquel gesto lastimero para causar pena, MinHo siempre intentaba resolver todo de forma pacífica pero en ese momento, su resolución se sentía como un intento de manipulación al cual no caería.

—Prometieron que no pelearían. —A diferencia de JeongIn, quién mantuvo la mirada fija en el mayor, este miró con pánico a Felix, de alguna manera podía ver su preocupación a la hora de oír su voz quebrada, amenazando con llorar en cualquier momento, pero JeongIn pensaba más en su protección en ese mismo momento.

De la A(mor) a la Z(ombies)Where stories live. Discover now