-❝ Quizás no me llevé la copa a casa, pero me llevé algo mucho mejor. Tu vales más que mil trofeos.❞
Un día como cualquier otro Barbara decide hacer un directo de Instagram, pero lo que jamás imaginó fue que ese día un crack del fútbol brasileño se...
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Capítulo 6
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Me miré por décima vez en el espejo, intentando convencerme a mi misma que todo estaba correcto. Mi maquillaje era bastante completo pero no excesivo y no menos importante; la vestimenta, que constaba de un vestido rosado pastel ceñido al cuerpo con mangas largas y cuello alto, en Francia no podía darme el lujo de usar vestidos demasiado cortos o faltos de tela gracias al frío. Sobre él llevaba un abrigo negro a juego con mis botas de tacón.
El clima no me dejaba verme putifantastica, pero bueno, la actitud el frío no se la puede llevar.
Ney ya me había avisado que estaba abajo así que debía apurarme. Revisé que en la cartera de mano tuviese todo lo necesario y por fin bajé a mi encuentro.
Afuera del hotel se encontraba estacionado un lindo Audi negro del año y parado frente a el estaba la persona causante de mi inestabilidad emocional.
A pasos firmes e intentando transmitir toda la seguridad que no tenía me acerqué al moreno, que al verme sonrió ampliamente y me dió un beso en la mejilla.
—Hola campeón.
—Hola preciosa, ¿nos vamos?
Asentí y el abrió la puerta del copiloto invitándome a entrar.
Okey Barbara, solo recuerda todo lo que practicaste frente al espejo. No dejes que tu lado asocial te domine por que no quieres pasar vergüenza.
Dios, mi cerebro ya se estaba comenzando a descomponer con el olor de su perfume invadiendo todo el auto.
Durante el camino fuimos hablando cosas bastante triviales, el me preguntaba cómo lo había pasado en el partido, que tal llevaba mi estadía en Francia y alguna que otra cosa más. Iba predispuesta a que las cosas fueran un poco incómodas pero me lleve una grata sorpresa. El hombre tenía un personalidad amable y fresca que te hacía olvidar todo lo que lo envuelve.
—¿Te gusta la comida italiana?—me dió una mirada rápida, su mano estaba apoyada sobre la palanca de cambios.
Sin duda el negro es un deleite para los ojos de cualquiera.
