-❝ Quizás no me llevé la copa a casa, pero me llevé algo mucho mejor. Tu vales más que mil trofeos.❞
Un día como cualquier otro Barbara decide hacer un directo de Instagram, pero lo que jamás imaginó fue que ese día un crack del fútbol brasileño se...
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Capítulo 23
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📍 Lusail Stadium, Qatar. 24 de noviembre del 2022.
Los nervios, la emoción y la euforia estaban más tangibles que nunca. Gran mayoría de el estadio estaba pintado con camisas amarillas, incluyéndome a mí y a mis acompañantes. Neymar me insistió con que nos quedaramos en el palco privado de las familias, pero me negué rotundamente. No había viajado 15 horas en avión para eso, quería vivir la experiencia completa de ir a un mundial sin beneficios especiales. Me daba igual si me reconocían o me pedían fotos, yo solo estoy preparada para conocer gente nueva, sufrir varios infartos y dejar mis cuerdas vocales destruidas.
En mi espalda permanecía el número 12 con el nombre de Marcelo, en honor al soldado caído, la camiseta estaba algo desgastada y me quedaba grande, así que la llevaba amarrada con un nudo. De alguna forma esa camisa era especial, mi padre se la había regalado a mamá y estaba autografiada por el susodicho brasileño, y ya que ella no podía venir a Qatar me la dio para que la vistiera en su debut.
—¡Titi, Titi! ¡Mira, ahí está Neymar!—Marco dió un montón de saltos sobre su asiento sin poder controlar su emoción, señalando la hilera de jugadores. El niño evidentemente vestía el dorsal número 10.
Ney se veía muy seguro de si mismo, esta mañana me había llamado pidiendo que le diera ánimos le deseara suerte. Ya estaba perdidamente enamorada de ese hombre, cada día con pequeños detalles se encargaba de demostrarme que ahora era parte de su vida, y no podía estar más feliz con eso.
—Si Marquito, levántate, ya va comenzar.
Todo el estado se puso de pie para escuchar los himnos, y cuando dieron el pitazo inicial yo comencé a rezar mentalmente en todos los idiomas que sé, para que todo salga bien.
El primer tiempo pasó desfavorable para el equipo de Tite, que no encontraba la manera de entrarle a su rival, exceptuando algunas ocaciones de gol el equipo Sebio no dio su brazo a torcer. Afortunadamente la afición mantuvo el ambiente esperanzado, cantando y bailando alegres. En una oportunidad estaba parada junto a Julio cantado a todo pulmón mientras Marco bailaba, había comenzado el entretiempo y unas chicas se nos acercaron.
