-❝ Quizás no me llevé la copa a casa, pero me llevé algo mucho mejor. Tu vales más que mil trofeos.❞
Un día como cualquier otro Barbara decide hacer un directo de Instagram, pero lo que jamás imaginó fue que ese día un crack del fútbol brasileño se...
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Capítulo 27
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La llegada a Los Ángeles fue más fuerte de lo que pensé que sería, alguien había pasado el dato de que estaba en el aeropuerto y docenas de paparazzis me miraban como carne fresca, intentando tener una primicia. Lo admito, lo que Neymar dijo me dejó destruida, pero me negaba a darle a los medios lo que querían, que me mostrara por el piso ante ellos. Bajé del avión quizás no con mi mejor look de pasarela pero si con toda la actitud ganadora que me faltaba, nada que unos grandes y oscuros lentes de sol con una gran sonrisa no pudieran solucionar. Ellos no tienen por qué saber que no pude pegar un ojo durante todo el vuelo.
Mi padre y yo íbamos de camino a mi casa, ellos me recibieron en la suya mientras resolviamos el problema de lo del robo, agradecía que fuese así, mi paranoia jamás me dejaría un paz sabiendo que mientras duermo los culpables podrían entrar nuevamente.
—Ese tipo es un hijo de put...—no lo deje continuar.
—Por favor, no digas más, no quiero escuchar más.
Cuando vi a mi padre esperándome en el auto no tarde en romper en llanto otra vez, a escondidas de muchos pares de ojos el me consoló sin decir ni una palabra respecto al tema hasta ahora. Ellos siempre fueron liberales conmigo, jamás intentaban interferir en mi vida amorosa, y como yo soy la mamá de las ilusas siempre acababa con ellos intentando hacerme sentir mejor.
El suspiró manteniendo su vista fija en la carretera.
—Entiendo que es tu vida, que con ella haces lo que quieras y todas esas cosas que hacen los hijos rebeldes, pero espero que después de esto aprendas una lección. No todo el mundo te mira con buenos ojos Barbarita, la gente no siempre quiere lo mejor para tí. Espero que esto te enseñe a prestar más atención.
Su mano apretó el volante con fuerza, demostrandome su indignación ante la situación, lo miré, mantuvo su expresión rígida. No tenía ganas de hablar por lo que solo me apoyé de la ventana y cerré los ojos, mi mente nadaba entre todos los lindos recuerdos que tenía con el hombre que llegué a considerar mi zona de confort, estaba completamente jodida.
