-❝ Quizás no me llevé la copa a casa, pero me llevé algo mucho mejor. Tu vales más que mil trofeos.❞
Un día como cualquier otro Barbara decide hacer un directo de Instagram, pero lo que jamás imaginó fue que ese día un crack del fútbol brasileño se...
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Capítulo 31
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Ambos pudieron sentir la calidez de volver a tenerse el uno al otro tan cerca. Ney temía que al volver las cosas hubiesen cambiado, quizás que Barbara lo tratara diferente o sentir esa fría indiferencia de cuando terminas, pero por sorpresa fue todo lo contrario. Barbie seguía teniendo esa actitud que lo cautivó desde el primer momento. No pudo evitar que su primera reacción fuera dejar a un lado las maletas y acorralarla contra la pared del interior de la casa, robándole un beso muy agridulce, sabía a frustración, dolor y también a calma y alivio. Muchas cosas para experimentar en tan poco tiempo.
Cuando respirar comenzó a ser dificultoso se separaron lo suficiente como para ver con detalle sus facciones. Los ojos de él tenían ese brillo particular que delataba todo su sentir, estaban felices y tristes, mientras ella solo lo admiraba perdida. Cada vez que lo veía Barbie sentía un choque de realidad, la vida le recordaba que él era suyo, que estaba ahí y que todo era real.
—Dios santo, te extrañé como no tienes una idea—dejó un montón besos castos sobre sus labios mientras tomaba sus mejillas—. Ya no vas a poder deshacerte de mi. Jamás. Haz vendido tu alma.
Barbie rió contenta abrazando su cintura.
—Diablos, y yo que tenía pensado ofrecerla por un beso de Sergio Ramos...—contestó con la intención de molestarlo. Efectivamente lo logró.
El la miró ofendido tomándola por el cuello atrayéndo sus labios nuevamente.
—No creo que a tu novio y a su esposa les agrade esa idea.
—Los únicos besos que quiero son los tuyos—murmuró sobre su boca enloquediendolo en solo segundos.
No hubo tiempo para fijarse en pequeñeces, como que habían dejado la puerta principal sin llave o que Barbara no vestía quizás las pintas más provocadoras, usando solo una camisa extra grande negra manchada con cloro. Nada de eso importaba, solo se dejaron llevar por la necesidad de tenerse otra vez, chocando contra muebles y cuadros llegaron hasta el cuarto principal. Neymar no conocía la casa pero ya tendría tiempo de sobra para mirar a más detalle.
