Carta 136

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En pocas palabras, yo mismo me estoy lastimando. Se perfectamente que Hera me está olvidando y yo estoy aferrado a ella.

Por dentro tengo la más grande esperanza de que seamos algo, de que tengamos algo. Pero por fuera todo está muerto.

Hoy nos iríamos de Puebla. Al empacar mis cosas, encontré en uno de mis pantalones una servilleta, la abrí y había una cara feliz. Sonreí un poco, giré la servilleta y decía "Luke y Hera", encerrados en un ying yang. La parte blanca era Hera y la negra era yo.

Me quede con la duda ¿por qué yo soy negro?

Al terminar de empacar salí de la habitación y Carlos me vio. Corrió hacia mí y nos abrazamos.

-¡Por fin te veo!-dijo emocionado.

-Perdón.

-No tienes que pedir perdón. ¿Cómo está Hera?

-Bien, gracias. Ella está bien.

-Me alegró-tomamos nuestras maletas y caminamos hacia el elevador-¿Qué hiciste estos días?

-Estar con ella.

-La quieres mucho ¿Verdad?

Trague saliva.

-¿Por qué lo dices?

-Se te nota-admitió.

-¿En serio?

-Sí.-las puertas se abrieron y entramos-¿Ella sabe que te gusta?

Era hora de desahogarme.

-Sí, de hecho, yo le gustaba.

-¿Se gustaron al mismo tiempo?

-No-eso dolió-cuando yo le empecé a dejar de gustar, a mi me empezó a gustar.

-Que cruel.

-Te acostumbras al dolor.

-¿Ella tiene algo con Jay?

-¿Por qué lo dices?

-A él se le nota tanto como a ti que le gusta Hera.

-Entonces para que preguntar-reí.

-Oh, pues.

-Es broma.

Salimos del elevador y caminamos hacia la sala de espera.

-Chicos, me alegra que todos hayan estado aquí a tiempo.-dijo Jay.

-Falta Luke y Carlos-menciono Hera.

-Aquí estamos-contesté.

Hera me miró y sonrió con aliviada.

-Hora de irnos-gritó Jay.

Jay tomo la maleta de Hera y juntos caminaron hacia la salida.

Pusimos las maletas en la cajuela y todos entramos a la camioneta.

-¿Nos sentamos juntos?-me preguntó Emma.

Maldición.

-Sé sentara conmigo-dijo Hera.

La miré y me guiño un ojo. ¡Jesucristo!

Hera estaba sentada hasta atrás y me senté a su lado.

-Me has salvado-le agradecí.

-De nada.

-¿Quepo por ahí?-preguntó Carlos.

-¿Quieres ventana?-le preguntó Hera.

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