Carta 198

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Hades Riley

Mi vida desde hace años ha estado muy rara. Al separarme de mi familia cuando era pequeño fue un gran trauma para mí. Termine creciendo con mi abuelo y con mis hermanastros. Nunca he tenido nada contra los hermanastros o madrastras, de hecho cuando iba en el kínder la mayoría de mis amigos tenían y me parecía muy cool. Pero cuando me tocó no fue así.

Mi abuelo tiene el cielo ganado, el siempre me trato bien. Es como mi segundo padre. Leila también tiene el cielo ganado. El criar al hijo de alguien que trato matarla debe ser difícil. Emiliano y Meliá nunca fueron compatibles conmigo. Emiliano es una excelente persona, pero conmigo nunca lo fue. Siempre me trataba mal y me hacía menos. Y bueno, Meliá...ni hablar. Ella ha sido la niña mas hija de puta que he conocido-sin ofender a Leila-, todo lo que ella quería se lo compraban. Básicamente la criaron muy mal. Siempre fue considerada de las más "populares y lindas" en la escuela. Es guapa, pero se le sube mucho a la cabeza. A mí me gustaba mucho vivir en Australia. Amaba vivir ahí.

Francia para el mundo entero es genial, es la capital del amor. Pero cuando tu corazón lo dejaste en otro lugar, ya no es genial.

Siempre me sentí como un extraterrestre viviendo con ellos. Lo más triste de todo es que no me podía comunicar con mi verdadera familia.

Cuando mi abuelo me dijo que iríamos a Australia, fue el mejor día de mi vida. Volvería a ver a mi familia...pero la magia solo duro unos días.

Como siempre, Meliá se apoderó de la casa. Mi padre no me hizo caso y además me prohibió buscar a mi madre. Lo único que me hacía feliz era mi pequeña hermana Hera. La extrañaba demasiado. Siempre fuimos muy unidos.

El día que mi madre murió fue muy duro para los dos. Ella nunca fue un gran ejemplo a seguir, pero sea como sea, fue nuestra madre. Nos entregó muy poco amor, pero ese amor fue suficiente. Ella siempre va a estar en mi corazón, siempre lo estará.

Cuando llegue a casa de los abuelos de Eithan volví a sentirme como una verdadera persona. Ellos me tratan bien, me hacen sentir como si valiera la pena. Ellos me consideraban de su familia.

Probablemente, cuando conocí a Sky entendí lo que mi madre siempre nos decía. "No importa si conoces a alguien desde hace una hora o desde hace 10 años. Cuando estas con esa persona sabes perfectamente que es para ti. Solo mírala a los ojos y encontrarás el pequeño brillo que algunos llaman amor." Esta frase nos sirvió mucho a Hera y a mí. Las frases de mi madre eran muy profundas y hasta filosóficas.

Desde que vi a Sky regando los rosales, supe que tenía que amarla. Y así fue. El amar y ser amado nunca creí que me llegara a pasar. Para mi gran suerte, Sky me ha dicho que siente lo mismo por mí.

-¿Entonces...cuándo le dirás a Hera que la amas?-le pregunté a Eithan.

Estábamos en su gran pero pequeña casa del árbol comiendo algunas frituras.

-Por mi se lo diría ahora, pero no lo sé, quiero que sea especial.

-Solo dile. "Hey nena, ¿quieres ser mi nena?"-imité su voz.- y ella te dirá "Claro que sí príncipe azul"-dije imitando la voz de Hera. Eithan se empezó a reír y casi se ahoga por mi culpa.

-Eres un imbécil.

-Gracias.

-Hera ha pasado por mucho, al igual que tú. Y bueno en el amor ni a ella ni a mí nos ha ido bien. Sería un honor acompañarla en toda su vida. Hades, estoy completamente enamorado de Hera-dijo sincero.

-Ya me vi siendo su padrino de bodas-le sonreí.

Bajamos del árbol y caminamos hacia la casa. Mientras caminamos vi a Sky sentada en el pasto. Sentí el palpitar de mi corazón.

-Deberías declararte a Sky, ella es una chica genial.

Miré a Eithan confundido.

-¿No te importa que ande con ella?

-¿Por qué debería importarme?

-Ya sabes, por su pasado. Supongo que no te agrada mucho.

-El hecho de que ella me haya roto una brazo y lanzado de la casa del árbol no significa que no me agrade-alzó su hombros.-Vamos-me dio un pequeño empujón.-ve con ella.

Me despedí de Eithan y camine hacia ella. Corté una rosa y la guardé debajo de mi playera. Sky alzó su mirada y nos conectamos. Ella me sonrió y yo a ella. Se acercó a mí y me abrazó. Cuando se alejó de mí, miró su abdomen, este tenía sangre. Alzo mi playera y mi abdomen estaba sangrando, maldición. Ella se asusto y me tomo de la mano, empezó a correr a su casa junto a mí. Al llegar a su casa, me llevó a su habitación y me acostó en su cama. Miré mi abdomen, al parecer no me había dado cuenta que la rama de la rosa estaba llena de espinas.

La madre de Sky entró a la habitación y me miró. Su madre se acercó a mí y me quitó la playera. Esto era incomodo.

-¿Cómo fue que estas espinas llegaron aquí?-me preguntó.

-No lo sé.

-Hades, dime la verdad.

-¿Cómo sabe mi nombre?

-Mi hija desde el día que te conoció me habla de ti.-rodo sus ojos.-Así que...sería de mala educación que mi yerno me mienta.

Me sentí muy avergonzado.

-Es que...-mordí mis labios.-quería darle una rosa a su hija.

-Mi vida-dijo con ternura.-¿Y la rosa?

-No lo sé, debió caerse en el camino.

Me recosté y con la ayuda de unas pinzas su mama me las quitó. Era doloroso, muy doloroso. Cuando terminó, vendo mi abdomen y se fue de la habitación.

A los pocos minutos entró Sky con una bandeja con hamburguesas y refrescos.

-Supuse que tenías hambre.-me dijo tímida.

Sky se sentó a un lado mío y puso la bandeja en la cama. Tomo una hamburguesa y me la acerco a la boca.

-Aquí viene el avión.-dijo riendo.

Fue muy lindo darnos de comer juntos. Algo ridículo, pero "romántico." Sky toco mi abdomen lentamente, mi cuerpo se tensó. Ella miraba mi cuerpo perversamente. Mordió sus labios y luego los lamió.

-Me gustas mucho Sky, me encanta todo de ti, hasta con esa mirada perversa y esa sonrisa que matan.-le dije y luego la besé.

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