Carta 174

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La fuerza de un brazo rodeando mi cintura me hizo despertar. Me giré para ver quien era. Supuse que era Hades. Quité la sábana de rostro y me aterrorice. Empuje a Luke de mi cama e inmediatamente se despertó y se paró. Estaba a punto de gritar pero tapó mi boca con sus manos.

Me miró a los ojos. El estaba tranquilo. Su respiración era lenta y podía escuchar el latido de su corazón. Me tranquilicé un poco. Sabía que él no me haría daño. Él estaba aquí por una razón.

No puedo enamorarme, no volveré a caer en eso de nuevo, pensé. 

-Cuando salga por esa ventana, me iré con un vacío en el pecho, en el alma, en los ojos, en las manos, me iré sin vida. No importa si me valla por un mes, un año o por el resto de mi vida. Nunca te olvidaré. ¿Sabes...? Me acosté con miles de chicas, pero jamás pude acostarme con la chica que clavó mi corazón. Esa chica eres tú, lo sabes. El día que vuelva a verte, lo primero que haga será hacer el amor, o tener sexo contigo, lo que si más conveniente.- sonrió de lado.- después te besaré y nos quedaremos dormidos. Cuando despierte, tú ya no estarás. Miraré tu almohada y encima de ella habrá una nota. "Esto no debió pasar. Lo siento.", dirá la carta.- se sentó en la cama y tapó su cara con una almohada. La quitó y me miró, sus ojos estaban comenzando a lagrimar.- ¿Por qué duele tanto despedirme de ti? ¿Por qué debe de doler tanto? Sé que cuando me vaya, tú no miraras atrás. Verás a delante y me olvidarás. Has conocido a un chico fantástico. Tienes mucha suerte. Pero yo no podré de dejar de mirar atrás. Porque ahí es a donde pertenezco.

-Tú también puedes mirar al frente. Tú no me amas. Admítelo. Tú debes aprender a amar. Y cuando lo sepas, la chica que vaya a estar contigo será una suertuda-tome su rostro.-porque dentro de ese demonio que te transformo, hay un hermoso ángel. Yo me enamoré de ese ángel.

-¿Sigues enamorada de mi?-me preguntó con miedo.

Me quede callada.

- No quiero una vida sin ti, pero tampoco te quiero obligar a estar conmigo. Si no me amas más, lo mejor es... separarnos-sus lágrimas empezaron a salir con más rapidez. Me aferré a ti. A tu confianza, a tu amor, a tu sonrisa, a tu cuerpo. Cuando te miro me hacer recordar aquellos días en que yo era feliz. Te amo. Te amo con un deseo extremo, pero si tú no me amas a mí...

El decía la verdad. Yo ya no lo amaba.

-No hagas esto más difícil Luke.-limpie sus lagrimas.- cuando mi padre descubra que escapaste de tu casa, se enojara.

-... No quiero sonar como un miserable. Me afligía verte con alguien más. Me hace sentir mucho dolor y no es un dolor que se quite con medicina. Es un dolor que hace evidente el alma y el corazón.

Me abrazo como si no quisiera soltarme. Acaricie su grande espalda. Ya era hora de olvidarlo, y como él dijo "debo mirar hacia adelante". Luke lloraba como un niño desconsolado. Era un llanto lleno de dolor y arrepentimiento. Sentía como sus lágrimas llegaban a mi espalda y poco a poco esta se empapaba.

-He esperado este día desde hace mucho-le dije.- Ansiaba el día para dejarte ir.

Le mentí un poco, no deseaba con ansias este día. Toda esta situación era algo difícil. No es fácil decirle adiós a la persona que alguna vez llegaste a amar. Limpie sus lagrimas y le sonreír. El trato de sonreír pero el dolor le ganaba.

- Dudo que nuestros caminos se crucen de nuevo, pero la vida está llena de sorpresas.-se paró de la cama, entró al baño y lavo su rostro.

Era hora de despedirse. Me paré de la cama y abrí la ventana. Estaba en ropa interior, acababa de darme cuenta. Luke salió del baño y me miró. Nos abrazamos por última vez y bese su mejilla.

-Algo de mí se quedará contigo. Algo de ti, conmigo se quedara. Cada quien tomara un nuevo rumbo y seguirá lo que el destino le diga.

Me soltó y caminó hasta mi tocador. Abrió mi alhajero y tomó una pulsera. Mi pulsera favorita. Era de unos soles de oro. Se la puso y caminó de nuevo hacia mí.

- Perdón por romper tu corazón y gracias por todo. Muchísimas gracias Hera. Gracias por todo una vez más, y adiós.

Beso mis labios y salió por la ventana. Bajó de un brinco y miró hacia mi ventana. Alzó sus dos dedos pulgares y me mostró su hermosa sonrisa.

-¡Hera Riley, siempre te mantendré en mi corazón!-gritó y se fue. Lo seguí con la mirada y en segundos desapareció. Toque mis ojos, buscando alguna lágrima y no tenía ninguna. Sentía un gran alivio dentro de mí. Me sentía libre.

Volví a mirar por la ventana. Entendí algo. El se despidió de mí, sin querer irse.


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