Capítulo 6: Un ardiente deseo

1.8K 85 30
                                    

Llevarían unos días hasta que Seil se recuperara completamente de sus quemaduras del combate contra la maga ígnea, reposando en cama en la posada de la ciudad con vendajes por su cuerpo.

—Sí que era fuerte esa maga para dejarte así de mal. La verdad es que creía que ganarías tú —le decía Riosuko sentada en una silla junto a su cama.

—Ya ves... Pequé de confiado por solo saberme ese hechizo de hielo poderoso.

—Eso parece. Pero lo que más importa ahora es cómo haremos que se una a nosotros. Se suponía que ganarías y le harías unirse a nosotros.

—No tengo ni idea... Idearé algo, lo que sea...

De repente llamaron a la puerta de la habitación, yendo Riosuko a ver de quién se trataba. Para sorpresa de ambos, era la mismísima maga ígnea.

—¿¡Xaras!? —se levantó Seil sorprendido.

—Así es, querido Seil. Espero que esas heridas que te hice hayan mejorado.

—Sí, ahora al menos puedo moverme para caminar y eso.

—Espléndido.

—¿Y qué hace una poderosa maga como tú viniendo a ver a Seil? —preguntó Riosuko con intriga.

—Quería hablar con él sobre cierto tema que me intriga desde nuestro combate.

—¿En serio? ¿El qué, si se puede saber? —preguntó Seil.

—Me gustaría hablarlo a solas contigo si te parece bien. Puedes caminar ya, ¿no? Pues quiero que vengas conmigo a los baños públicos. Allí tengo un baño privado solo y enteramente para mí.

—¿A los baños? ¿Por qué allí en específico? —Riosuko se olía lo que pasaría.

—¿Pues a qué esperamos? Ya estoy listo para ir adonde desees, querida —dijo Seil sonriente, ya preparado para ir con la maga de inmediato.

—(Este tipo solo piensa con lo de abajo...) —pensaba exhausta y decepcionada la zorra amarilla.

—Así me gusta, je, je. Vamos, yo te guío —lo agarró de la mano para llevárselo, dejando sola a Riosuko.

—En fin... Al menos hemos arreglado nuestro problema. Ahora depende solo de él hacer que se una.

Ambos caminaron tan rápido que pronto ya estaban allí, siendo recibida la maga como la gran celebridad que era en esa ciudad, dirigiéndose directamente al baño privado de la zorra, el cual tenía un seguro que solo ella podía usar.

—Vaya lujo de baño. Este sitio es casi tan grande como una casa —decía fascinado Seil.

—Sí que lo es. Es lo que hay cuando eres la campeona indiscutible de cualquier torneo de la ciudad, je, je.

—Ya lo veo. Pero en fin, vayamos al grano y dime qué querías hablar conmigo aquí.

—Pues verás... El otro día en el torneo me impresionaste...

—¿En serio? ¿Por qué? Si acabé casi frito.

—Por tus comentarios.

—¿Comentarios? Necesito que seas más exacta.

Xaras parecía tímida al respecto—. Hablo de los lascivos.

—¿Qué, por babear por ti?

—Así es. Eres el primer hombre que ha dicho lo que piensa de mí sin miedo y con gran sinceridad. Por eso creo que me gustaría estar a tu lado.

—Eso facilita mucho las cosas para mí, pero ¿por qué?

—Durante mucho tiempo, desde que soy una de las más poderosas magas, todos me tienen tanto respeto que ninguno se digna a dirigirme la palabra para confesar su amor o pedir tener sexo. Nadie me dice lo buena que estoy o cuanto querrían hacerme el amor.

—Pues joder, qué triste, la verdad...

—Por eso, cansada de ello, propuse públicamente que quien me venciera, podría acostarse conmigo cuando quisiera.

—Pero mujer... Si tan cachonda estabas, podías haber ido a un burdel, ¿no crees?

—¡No es lo mismo, maldita sea!

—Vale, vale, creo que ya lo he entendido todo. Osea, que buscabas a un pervertido sin pelos en la lengua, y por eso me has traído a tu baño privado.

—A-así es.

—Pues ya puedes ir preparando esa concha tuya, porque te voy a dar hasta no puedas más.

Seil se quitaría la ropa sin dudarlo un segundo más, quedando totalmente erecto para ella, quien sonreiría muy emocionada dejando su ropa atrás para sentarse en el suelo y abrirse de piernas a él, mostrando su ya húmeda vagina.

—Conque un misionero, ¿eh? ¡Marchando!

Pero antes de metérsela, este agarraría sus piernas y lamería su concha de forma traviesa pero con pasión, obligando a la maga a gemir muy sonrojada y feliz, mordiéndose los dedos como forma de aguante. Tras un rato, esta se corrió después de molestar tanto con su lengua su clítoris, empapando la boca de Seil, quien se relamía con gusto.

No se demoraría tanto para volver con su encargo principal, continuando con el agarre de sus piernas y muslos, manoseándolos con mucho tacto y delicadeza, para emplear su fuerza bruta contenida en sus caderas, introduciendo de una su miembro entre sus labios vaginales y abriéndose un hueco para él dentro.

La maga no pudo contener su dolor al sentir tal y brusca entrada, volviéndose menos notorio el dolor cuanto más veces y tiempo el miembro de Seil entraba y salía entre sus paredes vaginales.

Xaras, dejando de lado el dolor, se quedaría solo con el rico placer que el miembro de Seil le proporcionaba, gimiendo dulcemente mientras lo miraba alegre esforzándose, subiendo y bajando las caderas como si fuera una máquina.

Entonces, para su sorpresa, este acercaría su boca a su pecho derecho y lo comenzaría besar y lamer, mordiendo suavemente su pezón, lo que la hizo correrse de nuevo por accidente.

Aquella reacción suya y de su cuerpo le hizo gracia a Seil, quien empezaba a cansarse tras un largo rato expandiendo su interior vaginal y besando con su punta su útero.

—Bien, querida, creo que es hora de dar marcha atrás.

Entonces, en un rápido momento, Seil haría un gran esprint con sus caderas para penetrarla con fiereza, hasta que finalmente este sacó su miembro palpitante de su interior y se corrió sobre sus pechos y abdomen, dejando a la zorra de fuego feliz y jadeando, bañada de blanco.

—Buff... Buff... ¿Qué te ha parecido, querida...?

—La mejor experiencia de mi vida... Uff... Je, je...

—Ay, pero mira que eres pervertida... Habrá que lavarte bien después de tanto ejercicio.

Y así ambos simpatizaron el uno con el otro, bañandose juntos y abrazados con una sincera cara de felicidad por parte de Xaras, consiguiendo así Seil una nueva acompañante en su viaje.

Fox Kingdom HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora