Capítulo 4: Sentimientos rotos

9.9K 554 358
                                    

De nuevo me encontraba encerrado en el club con doña poderes psíquicos y todo eso, esperando impaciente la hora de salir de ese aburrido lugar. Sobre todo para escapar de ella.

-Por cierto... ¿Te ha ocurrido algo bueno últimamente? -preguntó ella de repente.

-¿Y a ti qué te importa? -le contesté de forma borde.

-No sé, como mi bola de cristal predijo que te encontrarías con alguien al volver a casa el otro día, deduje que sería algo bueno por lo feliz que te he visto por los pasillos.

-Espera... ¿Me has estado espiando, acaso?

-¡No, no, no, no es eso! Solo te veía por casualidad.

-Claro... -no me creía mucho esa excusa.

-Y bueno... Es solo curiosidad pero... ¿Tienes novia? -preguntó de forma sospechosa.

-¿¡Pero de verdad no me has estado espiando!?

-¿¡Por qué a ella, precisamente!? ¿Qué tiene de especial? -preguntó de forma escanladosa.

-¿¡Y a ti qué te pasa ahora!? ¿Y cómo sabes quién es ella?

Su rostro mostraba tristeza y emitía una gran carga de celos y resentimiento.

-Cuando dije el otro día que te encontrarías con alguien... Me refería a mí. Yo iba a ser esa persona, pero ella se me adelantó mucho antes y yo... Yo fracasé estrepitosamente -confesó.

-Ahora no me dirás que tú... tú... -no me lo podía creer, era una locura.

-¡Sí, te amo! ¡Quería ser yo la primera en confesarse delante de ti!

-No... No... Esto debe ser un mal sueño... Ni en broma está pasando... Siento que me voy a desmayar...

-¡Cuidado!

Gritó ella antes de que, sí, perdiera mis sentidos y me quedase inconscientes del shock por aquella situación.

No podía ser real. ¡La misma presidenta enamorada de mí? ¿Cuándo ocurrió eso y por qué? ¿Qué he hecho para que ella me viera de esa forma? No lo entendía para nada. Pero lo peor estaba por llegar cuando abriera los ojos.

Cuando me desperté, sentía como si mis piernas y brazos estuvieran atrapadas sin saber cómo. Entonces me di cuenta de que estaba atado de manos y pies a una silla en el aula del club.

Fue entonces que me doy cuenta de la presencia de la presidenta, que permanecía quieta y observándome a un lado de la puerta. Con todas las señales dada, era obvio que me iba a pasar en aquel sitio.

-En fin... No quería tomar este camino, pero si no hay más remedio... -dijo apenada, cerrando la puerta con seguridad y con uns tenue luz iluminándonos.

-¡Para, cometes un grave error! ¡Esta no es la forma de hacerlo! -la desesperación se palpaba en mi voz.

-Perdóname, pero si no puedo tenerte por los medios legales, supongo que tendré que hacer que te enamores de mí haciéndolo contigo.

-Haciendo eso no vas a hacer que cambie de opinión. Es más, te odiaré mucho si me tocas tan solo un pelo mío.

-¡Cállate! Si consigo hacer que lo disfrutes mucho, al final te enamorarás de mí.

-¿Dónde has visto eso...? ¿En una película porno...? Porque eso no es real, lo sabes ¿no?

-Solo hay una forma de averiguarlo...

Esa fue su última frase antes de comenzar a desvestirse delante de mi cara sin dudar ni un momento.

-(¡Ahora sí que estoy muy pero que muy jodido!)

Fox Kingdom HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora