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— No tengas miedo. — comentó Stacey mientras acomodaba el vestido de Tn.

— No lo estoy, solo estoy nerviosa.

— Llevas 5 años de relación de Kento, ¿Que podría salir mal? — preguntó Azumi con emoción — Deja esa negatividad de lado y mírate al espejo.

— Es que... Es una boda tan costosa... — Susurré. — ¿Realmente merezco que el pague todo esto por mi?

— Si el dijo que el lo pagó, entonces así es y vales más de lo que tú crees tonta...

— tienes razón... Perdona, son los nervios... — Murmuré con una enorme sonrisa.

Acaricié mis manos mientras veía a mamá con una sonrisa y escuché la música.

Me apresuré en estar en la puerta para tomar el brazo de papá y suspirar hondo.

— te ves... Perfecta hija... — Murmuró papá.

— Enserio estoy muy orgulloso por todo lo que has logrado y hoy, tu, mereces mejor que nadie, ser feliz.

Aguanté las lágrimas por el comentario de papá y le di un último abrazo antes de entrar.

Caminé por el pasillo manteniendo mi sonrisa hacia Kento.

Llegué al altar y tomé la mano de Kento con una sonrisa...

El discurso del sacerdote pasó y llegó el momento que más espere en toda mi vida.

Hace unos años, pensé que me casaría con Sunghoon porque realmente veía oportunidad en eso pero drásticamente las cosas cambian y está vez fue para bien.

— Kento Yamazaki, ¿Aceptas casarte con la novia?

— No.

Dejé de sonreír sintiendo mi corazón empezar a latir con rapidez junto a los murmuros de los invitados.

— ¿Kento? ¿Es broma? — pregunté en un susurro asustada.

— No, no quiero casarme contigo. — respondió Kento sacandose el moño y tirandolo al suelo.

— Hay mejores que tú. TN.

DAbri mis ojos y me senté en la cama con un nudo en mi garganta.

— ah... Mierda mierda. — Susurré.

En ese momento estaba tan feliz que no supe entender lo que pasaba a mi alrededor...

Tomé mi teléfono y me levanté de la cama.

Caminé hacia el baño donde me di una ducha y luego salí empezando a maquillarme y a ponerme algún vestido como siempre.

Pedi un taxi y pedí que me llevaran al edificio WD- Rugby. Un edificio donde los deportistas iban a practicar y a hacer partidos amistosos contra otros equipos.

Mikey me pidió que hiciera una grabación allí y que si tenía la oportunidad, preguntara cosas o dejara que los deportistas hablaran.

Al llegar al lugar, entré mostrando el permitido a los guardias de seguridad y llegué a la enorme cancha.

— ¿Los ves, Lexi? — pregunté.

— Sip, los veo.

— Bien, grabaras cómo entrenan por unos minutos. — respondí sosteniendo el micrófono.

— Mira esa chica — Murmuró Paul.

— ¿Que chica? — preguntó Sunghoon dando rápidos y cortos pasos dentro de los cuadrados. (Repiqueteo)