꧁Huir꧂

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No me considero el tipo de persona que dañaría propiedad privada, pero dadas las circunstancias, me sentía obligada a hacerlo por mi seguridad.

Sin vacilación alguna, salí corriendo del lugar.

La mujer que se encontraba realizando su trabajo por fin volteó a verme sorprendida ante semejante situación.

Por supuesto, no me quedaría a explicar.

Finalmente logro divisar la salida de la biblioteca, como si hubiese visto la luz, una gran sonrisa de alivio se forma en mi rostro.

Corría con todo lo que daban mis piernas, pero mis pies se resbalan abruptamente arruinando mi momentánea felicidad.

Al tocar el piso con mis palmas me percato que este estaba mojado;
No me había dado cuenta de la advertencia.

«Mierda.»

—Eso debió doler —Habló a una distancia considerable mientras caminaba tranquilamente.

Mi corazón da un vuelco al percatarme de su presencia.

Me levanto lo más rápido que puedo y salgo de la biblioteca.

Seguí corriendo sin mirar atrás.

"Roy ya estaría esperándome en la salida." Pensé.

El camino me parecía eterno. Ahora maldecía que la universidad fuera jodidamente grande.

Al llegar a la caseta, me doy cuenta que Roy aún no llegaba.

Estaba demasiado agitada, resultado de mi falta de buena condición física.

Mientras trataba de recuperar el aliento, una vez más sentí como se saldría mi corazón del pecho.

Caminaba tranquilamente hacia mi dirección, mientras lucía unos lentes de sol, como si estuviera disfrutando de una caminata por la tarde.

Su cabello rubio natural brillaba bastante gracias a la luz solar.
Era una vista hermosa y a la vez aterradora.

—¡Señorita Ariel! —Mostró una radiante sonrisa.

La piel se me erizó por completo.

«¿Tan rápido me alcanzó?»

—¡Profesor Daniel! ¡Que gusto verlo!
—Saludó el guardia de la entrada—. ¿Qué lo trae por aquí en pleno Sábado?

Era una buena distracción. Estaba por escabullirme cuando de repente habló.

—Estoy dando asesorías, señor Stephan, estaba persiguiendo a mi estudiante que olvidó su celular —Retira sus lentes  dejando ver sus ojos verdes nuevamente.

El guardia se gira a verme.

—La señorita venía corriendo como si hubiera una catastrofe —Soltó una carcajada realmente molesta.

Daniel saca mi celular del bolsillo de sus vaqueros.

—Aquí tiene, señorita —Extiende su mano y yo procedo a arrebatarlo—. Parece que tiene prisa —usó su falsa sonrisa nuevamente.

Era poco probable que me hiciera algo delante de un guardia.
Al menos eso quería creer.

—Es una suerte que no sea rápida, por eso fue muy fácil alcanzarla. Debería hacer más ejercicio.

Dijo con voz cordial pero en sus ojos podía percibir la burla.

Opté por ignorar su innecesario comentario e irme de una vez por todas.

—Señorita, si gusta puedo llevarla a su casa, después de todo vivimos en el mismo vecindario.

Su falsa amabilidad me daba repulsión.

Ya estaba harta de sus invitaciones que claramente carecían de buenas intenciones.

No hubo respuesta de mi parte.

—Ariel —Su voz cambio drásticamente.

Tal parece que había acabado con su paciencia.

Una Bella Atrocidad ©️ Where stories live. Discover now