꧁El reflejo de un hombre꧂

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El camino de regreso a casa de mis padres resultó ser un poco reconfortante para mi corazón.

Ya que vivíamos en un pueblo cerca de una playa, estaba bastante ansiosa por disfrutar del mar como en mi niñez.

Para mi sorpresa, mamá me dió su apoyo para no ir a la universidad una semana.
Necesitaba un descanso, me encontraba bastante agotada mentalmente como para soportar ir.

Durante el recorrido le conté cada detalle de lo que le había sucedido a Roy y de lo cobarde que fui al no querer ir a su entierro.
Como fue de esperar, su reacción fue de gran asombro y tristeza.

Por supuesto, omití todo acerca de Daniel.
Con solo hablar de él se me revolvía el estómago, tanto que podría vomitar.

Estar al fin lejos de él me daba una paz interior indescriptible, en efecto, el panorama ayudó a relajarme;
la cierra me resultaba bastante nostálgica.
El oxígeno se percibía límpido, por lo tanto, mis pulmones se purificaban con cada respiro.

«Ha sido un año.»

Al llegar, estaba por pagarle al taxi pero mamá me detuvo.

—Necesitas el dinero para la escuela —Sonrió dulcemente y procedió a pagar.

Me sentí culpable al respecto.

«¿Realmente puedo considerarme una persona adulta?»

Cabizbaja tomé mis pertencias.

—Gracias a dios, otra vez estamos juntas en casa —El regocijo era evidente en su hablar.

Alcé la vista encontrando la casa exactamente igual.
Incluso las macetas en la entrada estaban en el mismo sitio.

Como si el tiempo se hubiera detenido desde la última vez que estuve aquí.

Mi corazón comenzó a acelerarse.

Mamá sacó las llaves y al entrar me percato que todo se sentía muy solitario.

—¿Y papá?

Dudó unos momentos para contestar.

—...Él no se encuentra en estos momentos, cariño. Ya sabes, está trabajando.

—¿Trabajando? ¿Tan tarde?

Me era bastante extraño que él aún no se encontrara en casa.

—... Sí, tu padre es bastante trabajador.

La conocía muy bien.
Me estaba mintiendo.

—Ya veo...

Sus mentiras comenzaban a producirme nervios.

—Ve a tomar un baño, cariño. Yo iré a preparar la cena.

—Te ayudaré.

—No señorita, vaya a ducharse.

Cuando mamá decía que no, se mantenía firme.

—...Bien.

Estaba por entrar a la que solía ser mi habitación, entonces me doy cuenta que la sala estaba repleta de vestidos para niña.

Mi corazón dió un vuelco.

«¿Aún sigue con eso?»

—¡Ah! ¡Olvidé guardarlos antes de irme! —Con prisa empezó a tomarlos—. Son para una venta este fin de semana —su voz sonaba muy nerviosa.

Era una vista tan lamentable.

—Yo... Iré a bañarme —Me retiré del lugar sin más.

Estaba consciente de que mamá se la pasaba haciendo vestidos para niña desde mi niñez.
Siempre los terminaba vendiendo para poder conseguir dinero y otros los conservaba en secreto.

Entro a mi habitación y me aterró el hecho de que se encontrara espantosamente igual.

Un nudo en mi garganta comenzó a formarse de manera inevitable.

«Creí que ya lo había superado.»

No importaba el tiempo que pasara, todo seguía sin cambiar.
Pensé que estar en casa podría tener un poco de concordia.

Estúpidamente lo creí.

El tapizado rosado con decoraciones infantiles de princesas, las muñecas arriba del tocador;
las cuales parecían mirarme fijamente como si pudieran ver a través de mí.

Y ese espejo... ese maldito espejo.

Desde que tengo uso de razón, he evitado mirar mi cuerpo en los grandes espejos, ya que estos reflejaban quién era realmente; una realidad que no podía negar incluso si cerraba los ojos.

Comencé a desvestirme delante de este, con la intención de que tal vez milagrosamente, todo fuera diferente. Que todo fue un mal sueño, una ilusión.
Pero mi cuerpo seguía regresándome a la realidad.

Los rellenos del brasier cayeron al suelo.

Con mis dedos procedo a tocar mi innegable reflejo...

El reflejo de un hombre.

Un rostro afeminado y un cuerpo tan delgado que haría a cualquiera cuestionarse si realmente era un hombre.
Lo único que podía comprobar mi masculinidad se encontraba de manera diminuta entre mis piernas.

Mis ojos comenzaron a humedecerse.

Toda mi vida ha sido una mentira.

¿Cómo podía aceptar a mi persona, si incluso mi propia madre me ha negado desde que nací?

«Como si negara mi existencia.»

Engañando a todo el mundo con respecto a mi género y él único que pudo aceptarme realmente, fue asesinado de una manera tan cruel.

—Ah —Un grito ahogado y el rechinar de mis uñas sobre el espejo resultados de mis tristezas y traumas eran lo único que podía encontrar en esa habitación que me negaba desde siempre.

No era una mujer y eso es con lo que estaba destinado a vivir el resto de mi vida.

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*Meme especial*
La historia recién empieza gente.
Gracias por seguirme.

 Gracias por seguirme

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Una Bella Atrocidad ©️ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora