꧁Pesadilla o realidad꧂

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Fuí bastante estúpida cuando creí que por fin podría tener noches de paz y tranquilidad.
Los problemas de insomnio ya parecían parte de mi vida cotidiana.

Me miré en el espejo del baño y mis ojeras me delataban.
Para empeorar las cosas, me dolia bastante la garganta.

Es la una de la tarde y lo único que tenía en mi estómago era el cereal con leche que comí a fuerzas en la mañana.

«Si sigo así, terminaré por enfermarme.»

Resignada me siento a ver el televisor para distraerme un rato, ya me había puesto cómoda.
Y de repente tocan el timbre.

Me pongo de pie algo dudosa.
Ya no sabía que esperar.
Siempre que abría la puerta me esperaba algo horrible.

Giro el pomo preparandome mentalmente para lo que fuera.

—Buenas tardes, señorita —Saludó amablemente el oficial.

—¡¿Encontraron a Roy?! —Hablé apresurada ignorando su saludo.

El hombre quedó mudo unos momentos.

—¡¿Qué pasó?! ¡Por favor! ¡Diga algo!

—Sí. Lo encontramos.

El alma regresó de inmediato a mi cuerpo.

—¡Gracias Dios mío! ¡Gracias! —El llanto no se hizo esperar.

—Señorita, lamento decirle esto pero... —Pausó de nuevo y ambos oficiales intercambiaron miradas—. Lo encontramos sin vida.

La noticia me cayó como un rayo en cima.
Quedé estupefacta por completo.

—¿Ah? —Logré decir.

—Esta mañana encontraron su cuerpo unos transeúntes a las afueras de la ciudad, estaba dentro de una bolsa... Mutilado.

—...No... debe ser un error —Dije con incredulidad.

—No hay error. Avisamos primero a sus familiares. Fueron a reconocer el cuerpo hace aproximadamente una hora, confirmando su identidad.

—No...es verdad —Caí de rodillas sobre el pavimento —¡No es cierto! ¡Debe ser un error! —cubría mis oídos inútilmente.

Quería creer que era una maldita pesadilla.

—Lo sentimos mucho —Dijo con voz lamentable.

—Será mejor que la llevemos al hospital, está muy alterada.

—Buenas tardes, oficial —Una voz cordial interrumpió—. ¿Qué está pasando? ¿Por qué la señorita está así?

—¿Usted es...?

—Soy su vecino y también soy su profesor en la universidad.

—Bueno. Solo traigo malas noticias, joven. Lamentablemente encontramos a su amigo, asesinado.

—¡¿El novio de la señorita?! —Exclamó.

—¿Era su novio? Vaya. Es de esperar que reaccione de esa manera.

Todos posaron la mirada en mi lamentable estado.

—No es cierto, no es cierto, no es cierto.

Seguía intentando negar la realidad.

—Señorita Ariel —Habló con tono gentil—. Venga conmigo, la llevaré al hospital —se inclinó en frente de mí.

Fijo la mirada en esos ojos verdes que emitían una supuesta preocupación.

"Será mejor que te alejes de ese sujeto, porque estoy seguro que no te gustará lo que puedo llegar a hacer."

—¡No!

Lo empujé con brusquedad y terminé cayendo por completo sobre el suelo.

—¡Fue él! ¡Él mató a Roy! —Grité con exasperación—. ¡Tambien mató a Erick!

Daniel retrocedió con un semblante de tristeza fingida y los oficiales me miraban con lastima, como si estuvieran viendo a una pobre demente.

—Está bastante mal.

—¡Por favor! ¡Tienen que creerme! ¡Este tipo es un asesino!

Haciendo caso omiso de mis gritos, optaron por llamar a la ambulancia.

—¡Malditos inútiles! ¡¿Se hacen llamar policías?! ¡Ustedes debe...

Totalmente agotada, sin comer y dormir apropiadamente, mi cuerpo ya no dió para más.
Mi vista se nubló.

Una Bella Atrocidad ©️ Where stories live. Discover now