꧁Incertidumbre꧂

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Desde el inicio de su vida, Ariel ha tratado de ocultar su verdadero género como si su vida dependiera de ello.

Por razones que le eran desconocidas; su madre siempre, desde que tiene uso de razón, lo ha tratado como si fuese una niña.

Pasando por alto sus genitales cuando lo bañaba y lo cambiaba.
Obligándolo a vestir colores estridentes con lindos estampados, dejando crecer su cabello;
exponiendo aún más, su ya de por sí, rostro afeminado.

Con el pasar del tiempo, se fueron adhiriendo a su persona de manera inconsciente, ademanes femeninos; incluyendo su gusto por los hombres.

Su voz delicada se mantuvo acorde a su conveniencia.

Nunca despertó sospechas sobre su verdadero ser.
Ya que desde temprana edad, empezó a mostrar facciones delicadas no propias de un varón.

Un bello rostro en forma de diamante con un cutis prácticamente libre de imperfecciones.
Ojos grandes almendrados color avellana, acompañados de unas largas pestañas.
Labios finos con un tono rosado y una nariz ligeramente puntiaguda de puente bajo.

Descripciones propias de una persona andrógina.

Tuvo una niñez "tranquila" pero al ir creciendo, se percató del extraño comportamiento de su madre al tratarlo como si fuese del género contrario.

Nunca se atrevió a cuestionarle.
De algún modo, sabía que no le gustaría la respuesta.

Cuando la escuchaba llorar por las noches, incluso a veces gritando entre sueños.
Sembrando la incertidumbre en su joven corazón.

En varias ocasiones, cuando le preguntaba acerca de su padre, ella solo respondía que los había abandonado.
Poniendo triste a Ariel más de una vez.

Incontables preguntas inundaron su cabeza en plena infancia.

Cuando tenía 11 años, la situación mejoró porque su madre conoció a un buen hombre, Oscar.
Se enamoró perdidamente de él, dando como resultado el matrimonio entre ambos.
Él, por supuesto, no sabía de la verdad acerca de Ariel.
Por lo tanto, también lo empezó a tratar como si fuera una pequeña niña.

Entre los dos le dieron amor y cariño.
Un lapso de falsa paz que para su desgracia, no duró mucho.

Una madrugada, Ariel salió hacia la cocina a beber agua sin camisa debido al calor insoportable del verano en aquel entonces, dejando ver su plano pecho.

Oscar venía saliendo del baño cuando lo miró, dejandolo completamente estupefacto.

Ariel se alarmó demasiado.
Fue entonces que reveló su más grande secreto a su padrastro.

Tantos años tomando precauciones, finalmente, pudo abrirse con alguien.

Oscar estaba sin palabras ante tal revelación.

Tiempo después, no pudo con la incertidumbre, le cuestionó a su esposa, el porqué trataba a Ariel como si fuese una niña.
A lo cual, ella respondió:
"No entiendo de que hablas."
Fue una respuesta inesperada.

El comportamiento de su mujer le inquietó aún más después de ver
que se la pasaba haciendo vestidos de niña como pasatiempo y que algunos bastante viejos los conservaba como si fueran tesoros.

Oscar comprendió después de dos años de casados, que su mujer no estaba bien mentalmente.

Entonces, su matrimonio fue derrumbándose con el pasar de los años.

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La noche era tranquila.
Podía escuchar a los grillos con claridad a través de la sabana que cubría totalmente su cuerpo.

Duró varias horas tratando de dormir en esa incómoda habitación.
Cuando estaba por rendirse al sueño,
los gritos de su madre lo alarmaron.

"Después de varios años, tal parece que las pesadillas volvieron." Pensó.

Se sentó en la cama acomodando sus prendas desarregladas.

Ariel se pone de pie para ir hacia la habitación contigua con la intención de tranquilizar a su doliente madre.

Los clamores eran tales que hacían que su cuerpo se estremeciera.

—¡Ariel!

No lograba entender porque gritaba su nombre entre sueños.

—¡No!

Sus pasos eran pausados.
Preguntándose a sí mismo, si era correcto ir.

—¡Mi Ariel! ¡No!

El silencio de la noche hacía que su llanto fuera aterrador.

Dubitativo, paró su paso en frente de la puerta.
Al final, toma el valor de girar el pomo para calmar a su madre.

—¡Mi niña Ariel! ¡No! ¡Dios mío! ¡No!

Su corazón se rompe al presenciar el sufrimiento de su madre en sueños.

—Ma...má.

—¡No! ¡Mi bebé!

Inevitablemente, la tristeza irrumpió en él, haciendo que lagrimas traicioneras invadieran sus mejillas.

—...Yo estoy aquí. —Habló con voz quebrada.

—¡Mi Ariel!

Se retorcía en su cama como si la estuviesen torturando.

—Mami...estoy aquí contigo.

Su mano estaba por alcanzar a su madre, con el fin de despertarla de esa tortuosa pesadilla, pero fue interrumpido por el sonido de la puerta principal.

Su padrastro había llegado.

—Mamá —Movía su hombro con gentileza—. Papá volvió —Musitó.

—¡Susana! —El hombre gritó desde la sala—. ¡Ven a calentarme la cena!

Parpadeó dos veces con incredulidad.

¿Ese era su padre?
Se preguntó a sí mismo.

Le era imposible creer que aquel hombre amable y gentil le estuviera llamando con tono despótico a su madre.

Una Bella Atrocidad ©️ Where stories live. Discover now