10. Verdad o reto

3.1K 216 120
                                    


"Que las raíces nunca se corten."

Odiaba las flores, pero cada 15 de noviembre recibía un ramo con una pequeña nota escrita a mano en cursiva con tinta roja como la sangre. Siempre con el mismo mensaje, siempre con las mismos lirios, margaritas y rosas, todas blancas por ser un arreglo funerario. La peor era la flor en medio de todas, investigó su nombre alguna vez, nicna de Nueva Andalucía. La odiaba con todo su ser, odiaba el nombre y odiaba verla abrir por las noches con una forma de estrella al centro.

Viendo ese ramo descansando en su escritorio se arrepentía de no haberse quedado en casa de Pedri a sabiendas que justo cuando se cumple la medianoche las malditas flores llegan a su dormitorio en La Masia. Eran enviadas a esa hora para que viera abrir la nicna solamente. Fue toda una lucha por tan siquiera quedarse dormido con ese ramo al lado pero no podía simplemente tirarlo, aun tenía que hacer algo.

En la mañana siguiente salió por la entrada principal de La Masia hacia el auto de su representante quien se descojonaba desde que observó el ramo.

—Te las manda tu dueño.—Le lanzó las flores al regazo en cuanto abrió la puerta del copiloto.

—Ese bastardo sigue siendo tan retorcido como siempre.—Seguía riendo mientras Gavi se acomodaba en el asiento con clara expresión de fastidio enfrentándose a la misma situación de cada año con la misma reacción desesperante de su representante.

—Vámonos ya.—Acordaron que lo llevaría hasta el aeropuerto por su segunda convocatoria con la selección española. En cuanto se pusieron en marcha decidió fingir ignorancia hacia su representante escuchando música en sus audífonos. Le daría tiempo para pensar más allá de lo "graciosa" que era la situación antes de que Gavi decidiera cuándo continuar la conversación. El tendría el control ahora y llevaría el diálogo hasta donde quiera.

—¿Se están viendo de nuevo, cierto?—Una vez que se aproximaban a la terminal se quitó los auriculares dejándole hablar.

—No te preocupes, no te he jodido el negocio, puedes dormir tranquilo.—Ni siquiera respondió a su pregunta, pero cuando le preguntan obviedades solo provocan que se cabree más.

—Ni se te ocurra volverla a liar.—Tal vez fue la ligereza con la que habló el castaño que le hizo saltar al hombre, pero debería saber de sobra que sus advertencias ya no sirven de nada. Llegan unos cuantos años tarde.

—Lo dices cómo si no supiera tratar con ese gilipollas.—Sí él sube el tono Gavi haría lo mismo.—Pero gracias por el consejo.

—Esto no es un juego, Gavi. Me tienes que decir todo a detalle ¿Quedamos claros?—Por fin la seriedad se reflejaba en su rostro y eso solo hacía que la cólera creciera en el pecho del menor. Pero no debe perder el control de sus emociones, ya no puede dejarse manipular de esa manera. Así que se aguantó las ganas de romperle un dedo al sentir como le dejaba una mano en el antebrazo al estacionarse y voltearlo a ver directo a los ojos.—A mi no me puedes ocultar nada. A mi no, Pablo.

—Ah ¿ahora no es juego pero hace cuatro años sí? Claro, que solo era un niñato que no tenía ni puta idea de nada.

—¿Quedamos claros?—Le corto antes de que continuara quejándose pronunciando palabra por palabra con fuerza ganándose una mirada filosa de Gavi. Los dos parecían mantener una competencia de miradas amenazantes esperando que alguno cediera. Por más que se repitiera que se tranquilizara podía sentirlo, ese deseo visceral, casi bestial de dejarse consumir por la furia más pura y salvaje para destruirlo todo. Pero eso no puede ser, por lo menos no ahora.

VICEVERSA [ Pedri • Gavi ] Where stories live. Discover now