Capítulo 3: adiós al nuevo mundo

1 0 0
                                    

Lisa se encontraba reorganizando los libros, de hecho, muchos de ellos los había leído, así que no estaba dentro de sus intereses volver a leerlos, no después de haberlo hecho unas cuatro veces antes.

Mientras lo hacía, murmuraba una canción que tenía bastante tiempo desde la última vez que la escucho. Demasiado para su gusto.

Aún así, entre todo este acto, se había dado cuenta de un sonido diferente al que ella misma estaba provocando, como de unos pasos que iban a gran velocidad hacia donde ella se ubicaba. Al levantar la mirada, se percató de que alguien sí iba hacia ella con velocidad.

Michael.

Casi se estampaba contra el cristal de la puerta de no ser porque la mujer lo abrió de inmediato. Estaba exhausto, tuvo que apoyarse de sus rodillas para poder descansar un poco. Se escuchaba agitado.

—¿Puedo preguntar qué te trajo hacia mí en esas condiciones?—preguntó amablemente Lisa, quien cerró la puerta. —¿Pensaste lo que te dije?

—Si. —se levantó de inmediato — acepto, quiero saber más sobre el tema.

—Perfecto, será después de mi turno... pedí permiso para poder retirarme temprano.

Ah, qué coinciden-

Alto.

—¿Usted sabía que iba a decir que sí?

—Michael, llevo la mitad de tu carrera conociéndote, es obvio que iba a conocer cada una de tus reacciones y respuestas... aparte, esto siempre te ha servido como reto, y tú nunca rechazas los retos.

O había sido muy transparente con ella o ella verídicamente sabía analizarlo de manera casi impecable.

Sea cual sea la causa, era cierto que debía aprovechar la oportunidad.

...

Se había tomado días libres antes, solo tendría que avisarle a Ashton que no podría ir por... alergias. Y todo resuelto.

Aunque era demasiado extraño.

Ambos se dirigían al vehículo de Lisa y a medida que entraban y se colocaban los cinturones, había algo que no lo dejaba procesar de manera adecuada.

—Lisa, ¿Qué tan lejos queda ese sitio?

—Unos 45 minutos aproximadamente, ¿Por qué?—encendió el motor. —¿Ya no deseas ir?

—No es eso, es que... si quedaba o no cerca de la universidad, tendría más dudas al respecto.

—Tendrás aún más dudas cuando llegues.

Eso había sido demasiado honesto, aunque prudente.

Y de esta manera, impartieron camino.

La conversación pasaba a diferentes temas, la misma universidad, asignaturas, trabajos, el trabajo planeado de medio tiempo de Michael y el trabajo medianamente agotador de Lisa. Aunque esto último era debatible.

Hasta que se detuvieron en un tema en cuestión y fue precisamente cuando vio las manos de la mujer sobre el volante.

—¿El anillo es un regalo?

Esto la tomó algo de sorpresa, mirando levemente su mano, negó con la cabeza.

—Es un recuerdo... ah, cierto, estamos casi llegando.

—¿Es... en mitad de la nada?

La pregunta iba por las cosas que había a su alrededor, árboles, demasiado terreno, pasto algo reseco, el ambiente tenue. No era el típico lugar al que irías a acampar.

PontifexWhere stories live. Discover now