6. |Golpes merecidos|

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*Nota*

Varié un poco la descripción del Bar, ahora es más grande y de dos niveles. Eso sucedió para que haya más concordancia con lo que se dijo en el capítulo cuatro cuando Madison bajó del área VIP, que se encuentra en la segunda planta, para darle la cachetada a Adrien. También lo modifiqué en el prólogo, así que todo está bien.

¡Disfruten!

Capítulo 6

26 de Marzo

Golpes merecidos.

Le pago con celeridad  al taxista que me ha traído directo al Bar. Limpio el sudor que han producido mis manos y cuento hasta diez para entrar. Liam ha salido como el mismo demonio luego que le he dicho lo que sucedió, me asusta lo que pueda pasar ahí adentro.

Cuando ingreso al local, no distingo nada fuera de lo normal, excepto a los borrachos apoyándose en la barra y a los bartenders atendiendo con rapidez. Traspaso la puerta de cristal que da con la zona central, y camino con dirección a la oficina de Paul, necesito explicarle que quizás mi novio se parezca por aquí y arme un revuelo. No obstante, al estar cerca, escucho unos gritos y de forma indiscutible sé que se trata de mi adorado cavernícola.

Sin dudarlo ni un segundo, abro la puerta y lo encuentro sosteniendo con fuerza la camisa de mi jefe mientras lo apoya con nada de delicadeza contra la pared. Ahogo un grito porque esto era justamente lo que quería evitar.

— ¡Liam! —  Al percibir mi presencia, voltea su rostro en mi dirección y me fulmina con la mirada—. ¡Suéltalo! ¡Él no ha hecho nada!

— ¡Pues deben decirme quién fue! —gruñe con furia. Aprieto mis labios en una fina línea. A sinceridad, lo que menos me apetece es que el idiota que tengo como pareja, inicie otra pelea. Sé que no se detendría y quizás haría algo de lo cual terminaría arrepintiéndose. Agradezco un montón que Adrien no esté aquí, de lo contrario, la masacre que ocurría sería épica.

— ¡Maldición! ¡Deja de armar tanto escándalo y vámonos a casa! —chillo con el enojo recorriendo mi ser. El castaño me observa con recelo y tensión palpable. Enarco una ceja y de manera implícita le doy una advertencia. Está consciente de que si llego a cabrearme con él, será muy difícil que lo perdone —. Lamento esto Paul, mañana hablamos.

Doy media vuelta y salgo de la oficina, instándolo a que me siga, claro, eso sin decirle una palabra. Si sabe lo que le conviene, volverá y tendrá que tragarse su deseo de resolver todo a golpes. Mis ojos dan una rápida mirada hacia atrás y al no verlo, encajo mi mandíbula con desaprobación.

Es horrible tener un novio que sea un poco —muy—posesivo. No es normal, entiendo con lujos y detalles que no le agrade la idea de alguien haciéndome daño, pero no es motivo para que desestime mis palabras y vaya como el mismo diablo a buscar problemas. Le dije que no era nada, lo que menos me apetecía era que se fuera y me dejara sola. Yo necesitaba su calor, quería que me mimaran un poco.

¿Es mucho pedir? ¡No! Pero el muy imbécil tenía que hacer lo que le venía en gana. Eso me ha decepcionado.

Mientras camino hacia la salida, tropiezo contra un cuerpo alto y fuerte. Mascullo un "genial" y elevo la mirada para ver de quién se trata.

Cuando mis ojos se topan con ese iris metálico, la respiración se queda atascada en mi garganta y las aletas de mi nariz se abren encolerizadas al ver al semejante persona en frente de mí.

—¿Qué demonios?— gruñe el tatuado. Sus pupilas se dirijen hacia mi mano y por efecto la escondo detrás de mi espalda. Creo observar un atisbo de culpabilidad cubrir su iris, pero este se desvanece en un parpadeo.

Save Him ® Secretos #1Where stories live. Discover now