Save Him ® Secretos #1

14. |Eres igual a ella|

*Nota: Como les dije hace casi un mes D: algunas cosas cambiaron, por ejemplo los nombres secundarios y terciarios en la novela. Alfredo, ahora es Kyle, Camila, ahora es Camille, Jancarlos no cambia, Melissa y Garrett,(padres de Madison) ahora son Isabella y Kiliann

Margot (antigua bailarina) ahora es Edith, Rocío (abuela de Madison) ahora es Elise.

Camille en multimedia*

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Capítulo 14

Eres igual a ella

3 de Abril

Hace alrededor de unas horas que he aterrizado en el suelo inglés y me encuentro en mi casa, específicamente en mi antiguo cuarto, observando mis fotos. Reconozco que el sentimiento de nostalgia me ha saqueado sin contemplación, provocando que la melancolía me asedie al contemplar la enorme sonrisa con la que mi madre me ha recibido.

El tiempo sin pisar este asfalto y sin ver a mi familia ha sido demasiado. Extrañé sus abrazos y los regaños de mi padre por llegar tarde cuando me iba de fiesta con Camille y Jancarlos. Ellos siempre han sido muy sobre protectores conmigo, ni siquiera podía estar a media noche fuera de casa, era una regla que aun con diecinueve años tuve que cumplir.

—Cielo, Cami y Jan llegaron, baja a saludarlos — libero un carcajada al escuchar el acento tan peculiar de Isabella al hablar el inglés. Eso me hace recordar que mis padres son franceses y que por falta de recursos y de trabajo en Lyon, vinieron a Liverpool con una niña de cinco años en brazos. Agradezco que mi tío Kyle nos ayudara en cuanto a lo económico. Digamos que aquí las cosas mejoraron y lograron salir adelante con su pequeño negocio de joyas en el centro de la ciudad. Ahora, estoy más que orgullosa de ellos, se esforzaron por salir adelante y en el proceso no me faltó nada; y aunque no son adinerados, al menos viven desahogados y pudieron pagarme la academia, que es muy reconocida, por lo que también con altas mensualidades.

—Ya voy—respondo y salto con armoniosa rapidez del cómodo colchón. Una sonrisa se cuela entre mis labios y justo antes de poder articular un «Hola» los delgados barrotes de mi prima me aprisionan.

— ¡No sabes el gusto que me da tenerte aquí! ¡Ha pasado mucho sin verte! — exclama con evidente alegría. Aprieta unos segundos más, alargándose el mayor tiempo posible y luego me suelta. Respiro profundo aliviada. Debido a su gran estatura esos tipos de contacto son extraños pues le llego a los hombros y su abundante pecho choca contra mi cara.

—Mi bailarina favorita. —No hay tregua cuando Jancarlos ya está tomándome y alzándome del suelo, para girarme por toda la casa. Estruendosas risotadas se me escapan sin poder detenerlas mientras una sensación de plenitud me recorre todo el cuerpo.

— ¡Ya bájame tonto!— Golpeo su musculosa espalda y le halo su preciada cabellera chocolate. A consecuencias, recibo un pellizco en mi brazo y un gruñido de su parte.

—Como digas Mison.

— ¡No me llames así Carlis! — refunfuño riendo y recordándole el apodo que tanto odia. Como si fuera un resorte, se cruza de brazos y me lanza una mirada furibunda. Hace dos años que nadie me dice de ese modo, o bueno, ha sido más tiempo ya que era un sobrenombre de la infancia que solo era utilizado por nosotros tres cuando estábamos por molestarnos.

—Te odio — musita con falsa indignación y se retira hacia donde está mi madre.

—Ustedes son increíbles — se burla Cami y me hace señas para que me siente a su lado; se encuentra en el mueble con la típica pose india, su mata azabache cayéndole sobre su piel aterciopelada y su iris zafiro brillando con emoción. Me encojo de hombros y le hago caso.