46. |Algún día|

16.1K 1K 505
                                    

Capítulo 46

Algún día

18 de Noviembre

La razón por la que aún sigo de pie es porque sus brazos están sosteniéndome, de lo contrario, estaría desparramada en el suelo y con una grave contusión en la cabeza. Juro que mis piernas están temblando y mis ojos se han convertido en dos rendijas abiertas a sus anchas. Mi mente repite sus palabras como un CD rallado y mi pulso parece vuelto loco.

Dios santo.

—Adrien... —su nombre quema en mis labios y produce que mi estómago se contraiga. Lo quiero tanto.

Y me duele. Porque aún en este preciso instante tengo dudas acerca de si debo o no quedarme en Francia y mandar todo a la mierda. Mi corazón late desesperado y lo único que escucho es su respiración pausada cerca de mi oído, causando fuertes estragos en mi interior.

Puedo decir que estoy eufórica y feliz porque el nombre que amo está tan loco por mí, como yo por él, sin embargo, no hay dulce sin un amargo de por medio, no hay paz sin haber experimentado la tormenta primero, y es por eso que a pesar de todo, me hiere este reencuentro y no me hallo con la capacidad de decirle sí, y abandonar aquello por lo que he luchado, con la única razón de estar al lado del hombre que me convierte en una masa blandengue con una sola mirada de sus orbes grisáceos.

—Shh, yo sé lo que te dije la última vez que hablamos, pero estos meses han sido una tortura para mí. Quiero tenerte a mi lado.

Respiro hondo ante lo que acaba de decirme y me ordeno mantener la calma. Tengo un huracán de sentimientos contradictorios explotando en mi interior y no sé cómo reaccionar, ni qué hacer.

Estoy segura de que lo amo. ¡Jesús! Claro que lo amo, sin embargo, a pesar de eso, no puedo deshacerme de mi vida en Inglaterra y venir aquí, donde cada recóndito espacio me recuerda a Larissa y lo que un día fue. Con el simple hecho de pisar Lyon,  imágenes de ella y Adrien se esparcieron en mi subconsciente y para ser honesta, son cosas que desearía poder olvidar.

—Yo... — Percibir la preocupación en sus facciones hace que mi estomago se contraiga y un nudo amenace con romperme en dos. Odio al destino que me unió a él de esta manera y me odio a mí por querer ser tan moral y dejar que el amor se escape entre mis dedos con tanta facilidad —. No puedo...

Sus brazos a mi alrededor se tensan y el suspiro desgarrador que escapa de sus labios suaves y delgados, me provocan arcadas.

—¿Por qué? Sé que no merezco mucho por cómo te traté y por mis jodidos traumas, pero lo estoy intentando, demonios, ¡lo hago! Primero por mí, porque no me interesa cargar con esto y ser infeliz, y segundo por ti, porque... Eres lo más bonito que me ha pasado en la vida  y quiero compensarlo y darte lo mejor.

En un impulso imposible de contener, lo abrazo más fuerte y elevo el rostro hasta alcanzar su boca y perderme en ella, en lo que me hace sentir y en la magnitud de esto que nos envuelve a ambos. Me deleito con su sabor, con su aroma, con todo él. Mis manos vuelan a su cabello y descansan ahí, enterrándose entre esas suaves hebras.

Una lágrima se esparce por mi mejilla y otras más la acompañan en la velada, demostrando cuán impotente y confundida estoy con este estúpido asunto que gobierna mi cabeza y corazón. No obstante, y aún cuando debería marcharme al hotel y olvidarlo, sigo besándolo e intentando grabar su elixir, su pasión y entrega al devorarme con sus bordes de fresa... Intentando grabarlo a él en mi mente. Sin embargo, y porque ya ese propósito se cumplió desde el momento en que entré por primera vez al Midnight Sensation, Adrien se detiene y limpia con su pulgar ese manantial salado, dejándome con el calor de su dulce e íntimo roce.

Save Him ® Secretos #1Where stories live. Discover now