21. |Agridulce|

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Capítulo 21

Agridulce

22 de Abril

Respiro profundo conteniendo el aire en mis pulmones e intentando alcanzar la calma que huye despavorida hacia cualquier otro lugar, cuando escucho la voz del castaño a tan solo centímetros de mí.

Joder.

Estoy sentada en el sillón de la entrada principal y me encuentro cubierta por el cuerpo del barman, que inmediatamente percibió la presencia de Adrien, se colocó a mi lado y me brindó protección y apoyo. Creo que es lo menos que puede hacer después de traerme a un lugar donde se encuentra este sujeto sabiendo que me detesta a muerte.

—No ahora Adrien, por favor — mascullo volteando la cara. No quiero toparme con esas lagunas cargadas de odio y de tantas emociones, que en este momento no puedo descifrar.

—Oh no, no me vengas con esa. ¿Qué mierdas haces tú aquí? ¿No te cansas? —gruñe colérico y puedo sentir sus pasos acercándose a mí. Muerdo mi labio inferior y cierro los ojos por un breve momento. Debo lucir horrible, mi mejilla está colorada y mis costillas fracturadas y a eso agreguémosle que mi ropa está sucia. Genial.

—No estoy de humor— respondo cortante y pellizco a Alex para que se apresure a moverme. Esto es lo malo de no poder valerme por mí misma.

—Adrien, cálmate. Estás tomando, delicado de salud y Madison no quiere hablar. Mañana te explico — razona el morocho y le hace señas a su madre para que se lleve al cantante fuera de aquí.

—Vaya mierda — refunfuña como chiquillo y sigue a la señora White que va escaleras arriba.

— ¡Esa boca Adrien! — corrige Chantal con el ceño fruncido, deteniendo el paso.

—Lo siento— susurra poniendo los ojos en blanco. Minutos después, ambos desaparecen de mi vista y siento que puedo respirar en paz. Le Brun me pone de los nervios y no en el buen sentido.

—Te voy a matar Alex — espeto haciendo una mueca cuando White pasa su brazo por debajo de mis piernas y me carga para llevarme hacia el cuarto de invitados. El dolor de mis costillas ha disminuido gracias al hielo y los calmantes, pero eso no quiere decir que haya desaparecido por completo.

—En verdad lo siento. Olvidé que estaba aquí.

—Sí, cómo no.

—En serio — su mirada chocolate y suplicante se posa en mí. Luce arrepentido y aunque no lo haya hecho con malas intenciones, las consecuencias están: voy a tener que pasar la noche en el mismo lugar que el cantante.

—Lo que sea— murmuro y trago saliva a sabiendas de lo que me espera hoy.

—No te preocupes, no se acercará — dice mi amigo adivinando mis pensamientos. Solo atino asentir con mi cabeza pues la incertidumbre no me deja confiar en que eso sea verdad.

Al dejarme en la cama, Alex se retira diciendo que va a traerme una camiseta para que duerma y que mañana temprano irá a avisarle a Paul de mi supuesto «accidente», y a comprar algo que pueda utilizar para cuando el sol salga. Le he insistido en que no es necesario, pero es demasiado terco y me ha ignorado.

Con un suspiro de resignación, me recuesto lo más despacio posible y apoyo mi cabeza sobre la suave almohada. Mi abuela debe estar cuestionándose el porqué de mi repentino cambio ya que había quedado con ir para allá y ahora estoy aquí. Genial.

Me es imposible asimilar y entender realmente qué fue lo que sucedió. Me golpearon, lo sé, hablaron de Liam, también lo sé, pero ¿Qué tiene que ver él? ¿En qué es que está metido?

Save Him ® Secretos #1Where stories live. Discover now