23. |Torbellino|

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Capítulo 23

Torbellino

23 de Marzo

Es inevitable, todo lo bueno llega a su fin.

Es imposible saber si después de esto aún podemos ser amigos; sí, sé que estás diciendo que no quieres hacerme daño, así que tal vez deberías mostrar un poco de misericordia.

Inolvidable, juntos teníamos todo el mundo en nuestras manos. Inexplicable el amor que sólo nosotros podíamos entender. Sí,
sé que no hay nada que pueda hacer para cambiarlo,
pero esto es algo que podría ser negociado.

Mi corazón ya se está rompiendo cariño, continúa girando el cuchillo.

Love you goodbye,
One direction.

La impotencia es el peor sentimiento que una persona puede experimentar. Es una sarna que corrompe el cuerpo y un bicho que carcome el alma; recordándonos lo inútil que somos en muchas ocasiones, y qué, aun siendo el espécimen más inteligente de la tierra, hay cosas que no podemos resolver.

Aún permanezco anonadada y un poco aturdida, al ver las pesadas gotas que descienden por el rostro de mi ex.  Nunca lo había visto llorar, y que lo haga por esto, me ha sorprendido en gran manera.

No obstante, admito que su sufrimiento y letanía, solo provoca que las lágrimas que tanto me he empeñado en guardar, se presenten en su máximo esplendor, eclipsando cualquier pensamiento decente que quiera formular.

—Dímelo, por favor... — suplico con un nudo en la garganta.

Él suspira y restriega sus ojos.

—Solo... promete que escucharás todo hasta el final, sin interrumpirme y luego... Lo analizarás —pide en un murmullo plagado de angustia. Mi corazón se encoge.

— Lo haré —prometo, y limpio la humedad de mis mejillas.

— Bien — respira hondo y se sienta a mi lado. Seca sus lágrimas y se recuesta en el espaldar de la cama. Mierda, estoy ansiosa y muy asustada —. Hace dos años estaba en graves problemas económicos. Papá, a raíz de la muerte de mamá, se había hundido en el alcohol y había abandonado todo sin importarle las consecuencias que esto nos traería. Como respuesta, las deudas se fueron acumulando y los bancos comenzaron a llamar. En ese entonces, yo trabajaba en una tienda como cajero, mi salario era del asco y no me daba para cubrir los compromisos de la casa— masajea su sien y cierra los ojos por un breve momento —. Intenté hablar con él, pero fue en vano. Él me ignoró y dos día después, desapareció — en este punto, su rostro se contrae y el manantial vuelve a fluir.

«Fui a la policía, puse carteles, hablé con sus amigos. Hice lo posible, pero él no daba señales de vida. Todo eso, hasta un día, cuando unos de los agentes encargados de la investigación, me llamó para que fuera a identificar un cuerpo. »

«Al principio estaba reacio, pero después, simplemente acepté. Necesitaba descartar la idea de que ese fuera mi padre, en mi mente no cabía esa maldita posibilidad. Sin embargo, la vida es una perra y el cuerpo... Sí era de él. »

Al verlo tan vulnerable, tomo sus manos entre las mías y las sostengo con fuerza. Odio verlo así, me parte el alma. Es enterrarme un grueso cuchillo en cada parte de mi cuerpo, una tortura.

Save Him ® Secretos #1Where stories live. Discover now