❦ 𝓟𝓻𝓸́𝓵𝓸𝓰𝓸 ❦

542 70 37
                                    

.
.
.

"Es un niño hermoso y sano, señores Lee. Felicidades".

La joven pareja estaba muy emocionada por el nacimiento del nuevo miembro de su familia.

Min Ho y SunMi esperaban con ansias la llegada de su primer bebé y cuando el momento llegó, se enamoraron perdidamente del pequeño.

El fruto de su amor al fin estaba junto a ellos para alegrar sus vidas.

El nombre del pequeño, Lee Dong Min, un nombre hermoso para un bebé hermoso y risueño al que amarían por el resto de sus vidas.

Cuidaron de el hermoso niño para que fuera un niño sano, sin ningún impedimento, pero... Algo surgió a sus 7 años. Una conducta no extraña para ellos se presentó en el niño, no era normal, pero sabían de que se trataba, por lo que el cuidado hacía él comenzó a ser muy exagerado.

Dong Min creció encerrado casi toda su vida en una habitación, salía solamente 7 horas en el día y eso que para asistir a la escuela.

Creció escuchando cosas feas sobre él, comenzó a sentir miedo de los demás a su alrededor, creció con miedo de que alguien le hiciera daño gracias a que su madre muchas veces le dijo que los demás lo querían utilizar.

Al único que dejaron entrar en su vida fue a su mejor amigo, Yoon San Ha, hijo de sus mejores amigos, mismo niño que le contaba al pequeño sobre cómo era jugar fuera de casa, ir a ferias, ir al cines, dar un paseo en bicicleta, cosas sencillas que lo hacían suspirar.

Eran cosas que quería hacer como niño, pero lastimosamente nunca pudo.

Crecer de esa forma lo afecto psicológicamente por obvias razones, reprimiendo sus emociones, viviendo a diario sus tristes días bajo una sombra de forma monótona, y luego... Después de tanto tiempo, cuando ya había perdido toda esperanza, cuando sentía que era bueno vivir así, sin sentir vida en su cuerpo, sin sentir emociones... Un calor ajeno lo recorrió por completo.

Aquellos ojos marrones provocaban tantas cosas dentro de él...

"Déjame mostrarte que no es malo como parece".

Si su voz ronca susurrando en su oído provocaba aquellos escalofríos, ¿Cuanto más podría hacerlo sentir?

Y sin ser consciente de lo que hacía, se dejó contaminar, aunque... Tal vez, el castaño no fue su perdición, ni su peor pecado, sólo fue el pretexto estúpido para dejar salir a su parte encerrada.

Y cuando la bestia fue liberada, nadie pudo atarla otra vez.

"Yo soy tú bebé y tú, mi dulce papi..."

My Sweet Baby |❦︎| BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora