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Uno de los más grandes recuerdos de nuestro querido protagonista, fue cuando su amado tío, Lee Jaemin vivía en casa con él. Jaemin desde el nacimiento del niño se mudó a casa de su hermano para atender en lo que pudiera a su cuñada y al bebé recién nacido con el que creó lazos inmediatamente.

Jaemin fue como un padre para el niño, fue la primera persona en verlo caminar, el que ayudó para que pudiera decir su primera palabra que fue "mamá", quien cambiaba sus pañales y le daba su biberón. El omega que hizo de todo para que su sobrino creciera en un ambiente lleno de amor aunque la falta paternal estuviera presente. Dong Min jugaba todas las tardes con el lindo pelinegro, mismo que le enseñó a leer, lo cuidaba, le horneaba ricas galletas y sobre todo, lo hacía sentir amado.

Jaemin todo el día estaba con él, lo iba a recoger al jardín escolar y pasaba con él hasta que caía la noche y sus padres llegaban, pero claro, no todo es color de rosas, también en sus recuerdos estaban las veces en que escuchó a sus padres discutir con el omega y las innumerables veces en las que llegó en la madrugada.

Agregando las veces en las que el omega lo dejaba al cuidado de las empleadas y salía sin rumbo, apareciendo a los días después como si nada.

Dong Min siempre fue un niño inteligente y sabía perfectamente que su tío luego de acostarlo, salía todos los días por la noche, misma razón por la en las mañanas el omega no estaba en su habitación o se encontraba profundamente dormido y claro estaba también, que esa era la razón por la que sus padres siempre estaban de mal humor y se desquitaban con él.

Aunque muchas veces aquellas discusiones pasaron en la madrugada, el pequeño Dong Min estaba despierto a esas horas escuchando cada cosa que decían, los gritos y ofensas qué se tiraban. Lo único que podía hacer, era cubrirse con su sábana de pies a cabeza y taparse sus oiditos, no le gustaba que pelearan.

Y fue una noche en especial la cambió completamente sus días.

Al caer la tarde, Jaemin dejó al niño solo en su habitación y se marchó. Min Ho y Sunmi preguntaron por el omega, pero como era de costumbre les notificaron que había salido. Más tarde, Dong Min ya dormía en su habitación, cuando a mitad de la madrugada, sintió unos toques en su rostro que lo asustaron.

-¡Dong Min-ah! Mi pequeño sol~

-¿Tío Min?- preguntó el pequeño adormecido restregando sus ojitos -Tío Min, ¿Qué haces?

-Dongminnie, te amo mucho, lo sabes ¿Verdad?- era muy notable que el omega estaba ebrio y muy fuera de sus cabales.

-Sí, lo sé, yo también te amo.

-Dongminnie, yo daría mi vida por ti, Cielo, daría todo lo que tengo para que seas feliz y libre lejos de estas cuatro paredes- comenzó a decir el omega con lágrimas en sus ojos - Dong Min-ah, yo necesito que salgas de aquí, si tan solo pudiera tener un hogar, pediría tu custodia y nos iríamos lejos de esta gente.

-Tío Min- antes de que dijera algo más, una furiosa Sunmi abrió la puerta de un portazo y se acercó a su hijo.

-Vete de aquí, deja dormir en paz a mi niño- abrazó al niño que se encontraba confundido por la situación.

-No eres más que una zorra hipócrita, te llenas la boca diciéndole 'mi niño'- mofó -¿Por qué no le dices a Minnie lo que piensas de él?

-¡Cierra la boca, Jaemin!- Min Ho hizo acto de presencia.

-¡Pero miren! ¡El payaso mayor de esta casa!- se ríe en la cara de su hermano sin temor alguno a que el hombre lo golpeara -¿Tú también le dirás a Dongminnie lo que piensan de él?

-Cállate, no tienes porque arruinar su infancia de esta forma.

-Pero encerrandolo y privandolo de muchas cosas sí, ¿Verdad? No son más que unos completos idiotas, bastardos, eso es lo que son- dijo con odio viéndolos fijamente -¿Sabes qué, Minnie? Tú padre dice que das asco por lo que serás, por lo que soy yo y me odia por querer cuidarte.

-Es suficiente, basta- Sunmi lloraba, ya no podía más.

-Ella principalmente te odia y se arrepiente de haberte tenido, yo la escuché claramente cuando se lo dijo a él- se acercó a su sobrino llorando -Minnie, sé que estás pequeño, pero no quiero que olvides esto, no quiero que te dejes engatusar por sus palabras vacías, todos ellos son unos hipócritas- ¡Ah!

-¡Cállate la maldita boca, perra asquerosa!- el alfa lo tomó del cabello y lo golpeó frente al pequeño que sufría al ver a su tío en ese estado, pero sabía que si hacía algo su padre también lo golpearía y no quería eso.

-¡No lo olvides, cariño, no dejes que sus palabras te llenen, todo es mentira!- gritaba en el suelo mientras su propio hermano le dejaba moretones en el rostro.

Aquella noche, quedó marcada de por vida en él, esa imagen que presenció solo hizo que viera a sus padres no como héroes, sino como monstruos sin corazón que lentamente le quitaron lo que más amaba en el mundo.

Los años pasaron y siguió como si aquella noche no lo hubiera afectado, ahora ya era grande, eres un niño de casi 10 años, su tío ya había muerto y ahora más que nunca se sentía sin protección, perdido en el limbo por tantos problemas que a su cor...

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Los años pasaron y siguió como si aquella noche no lo hubiera afectado, ahora ya era grande, eres un niño de casi 10 años, su tío ya había muerto y ahora más que nunca se sentía sin protección, perdido en el limbo por tantos problemas que a su corta edad cargaba.

Papá y mamá era obvio que no podían protegerlo, siquiera sabían lo que pasaba en su escuela gracias al código de vestimenta que ellos mismos le impusieron, incluso su uniforme era enorme, la forma en la que lo peinaba o como siempre buscaban los lentes más grandes para que se viera mal antes los demás; como lo llenaban de palabras duras por su peso y por el aspecto que ellos mismos le dieron, ¿Era acaso normal, qué un niño desde sus 8 años presente desórdenes alimenticios todo por adelgazar? La presión lo mataba, lo estaba asfixiando y era increíble como seres 'sobreprotectores' no se percataban de las ojeras y debilidad de quien cuidaban.

Y sin creerlo posible, cada evento y cambio en su niño hizo que donde fuera, se encontrara ese ambiente lleno de problemas y abusos donde el único lastimado era él, y claro que jamás dijo nada y dejó que aumentara por miedo a que las cosas empeoraran.

-Ven para acá basura- el pequeño pelinegro se acercó a esos bravucones que le jodian la vida a diario -¿Por qué apestas tanto? Es empalagoso.

Se quejaba siempre de que el pequeño soltaba un aroma dulce, no era molesto pero los hacía doblegar ante él y eso era lo que realmente les molestaba.

-¿Crees que puedes irte a tu casa sin antes haberte golpeado?

Era la hora de salida, no había nadie en los pasillos, sólo ellos y el pequeño Dong Min.

-Po-por favor- no importa cuanto suplicó, no lo escucharon y al final terminaron golpeándolo hasta que cayó al suelo, con su ojo morado, marcas en sus brazos y su labio sangrando.

-Cállate y ya sabes, has nuestra tarea o si no mañana te irá peor.

Moribundo quedó en aquel suelo por lo menos una hora, no hubo quien lo ayudara y con las pocas fuerzas que le quedaban se levantó y se fue caminando hasta su casa, donde ya en su habitación, su nana curó sus heridas y él le rogó que no le dijera nada a sus padres porque después de todo, había un problema que no podía explicar y tampoco evitar.

Si tan solo su tío estuviera con vida, todo sería más fácil...

My Sweet Baby |❦︎| BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora