"-Hazme el amor, cuida de mí, quiero sentirme amado por un momento. Cumple mi petición y me entregaré a ti por completo.
-No entiendo.
-Acepto ser tu sumiso, Bin..."
Donde la inocencia y secretos de Dong Min, se mezcla con el sadismo del señor Moo...
The path of the unknown is before your eyes. Keep going, it's the beginning
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Dong Min estaba con ambas manos esposadas a una cama de hierro, con sus ojos vendados, gimiendo con cada azote que su amo le propinaba. Tiró el látigo al suelo y con brusquedad, abrió sus piernas, se metió entre ellas colocándolas alrededor de su cintura y se adentró duramente en su interior.
El chico debajo suyo gemia, gritaba, jadeaba cuando el aire le faltaba, los sonidos pegajosos de sus pieles era lo único que podían escuchar en aquella mazmorra de placer, donde el pequeño cuerpo recibía su merecido castigo.
-Más... ¡Ang!...más, mi señor...- le pedía Dong Min, enroscando aún más sus piernas en su cintura y apretando su polla con sus paredes.
-Mío, mío y de nadie más... ¿Entendiste?- apretó con fuerzas sus caderas y embistió lo más profundo que pudo, sacándole lágrimas al chico.
-S-sí... Sí, mi señor... Solo tuyo- gritó y viró sus ojos por lo bien que lo estaba haciendo sentir. Fue apretado con fuerza, asfixiado, extasiado del pequeño. Y quería más, deseaba probar más de él.
Una jodida, pero muy deliciosa sensación...
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Despertó agitado y peor aún, con una terrible erección.
Sin poder ignorarla (aunque lo intentó) quitó la sábana que cubría su cuerpo y metió su mano dentro de su pijama para sacar su pene y masturbarse, teniendo en mente aún el recuerdo de ese excitante sueño con su pequeño ángel.
-¡Hng!- cerró sus ojos y se imaginó a Dong Min cabalgando sobre él, saltando sobre su polla, moviéndose como le gustaba, escuchando sus dulce vocecita gemir su nombre en su oído hasta hacerlo venir y no tardó ni unos minutos cuando ya estaba derramándose, gruñendo el nombre del chico mientras aún movía su mano alargando su orgasmo y apretando como sus dedos para ser de ayuda a su imaginación.
-¡Jesús!...- miró su esencia y negó con su cabeza -Me has convertido en un puberto calenturiento, Dong Min... Pero pronto te haré pagar por esto.
Se quedó solamente unos segundos acostado en su cama, pensando en que haría, después, al ver la hora en el reloj, se levantó de prisa para bañarse e irse al trabajo.
Su día debía de continuar.
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