Sara || Crepúsculo Saga

006

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El ardor de mí dedo al cortarme era leve pero no negaba que si dolía un poquito. Dejé restos de mí sangre por todas las partes del bosque. Al menos sirve de algo.

—Estas exagerando. ——negué.

—Si es en lo único que puedo ayudar, quiero ser cuidadosa.

—Los neófitos estarán locos ——tomo mí mano mirando la pequeña abertura con sangre, quise apartarla pero me sujetaba.

—Esta bien. No quiero que te sientas incómodo. ——elevo los hombros restándole importancia.

—Ya no me molesta.

—¿Desde cuando? ——pregunte.

—Desde que pase veinticuatro horas creyendo que estabas muerta. ——sonrió al ver mí anillo en el dedo—— si lo llevas puesto

—¿Porque no lo haría? —cuestione.

—Porque Jacob lo vería.

—¿Me importa acaso? Es demasiado lindo como para no presumirlo. ——el sonrió conmovido por mí respuesta—— si se me pierde, me mato. ——beso mi frente antes de caminar.

—Alice dice que se acerca una tormenta ——dijo Edward al ver llegar al moreno.

—Si, la siento. Deberíamos irnos. ——asentí.

—Te veré en unas horas. ——acaricie su cabello.

—Espero pasen rápido. ——el afirmó seguro. Luego se fue.

—¿Pasa algo? ——negué.

—Hay vampiros que quieren matarme.

—Lo mismo de siempre ——me cargo y nos llevo corriendo hacia el sitio acordado.

Apenas llegamos fui a abrazar a Edward quien me correspondió con fuerza. Miró a Jacob.

—Gracias. ——asintió.

—Debes regresar antes de la tormenta. ——el negó.

—Voy a quedarme. Mí conexión con la manada nos avisará que ocurre.

—¿No pelearas? ——sonrió negando.

—Seth me reemplazará en la mañana. Le disgusta perderse la acción, pero así no se meterá en problemas.

—Vamos adentro. Traje todo para que puedas dormir. ——asentí.

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El castañeo de mis dientes era lo bastante fuerte como para perturbar a Edward. El frío de esa noche era impresionante, sentía que iba a morir.

—Debí escoger un lugar a menor elevación ——se lamento.

—No, estoy bien. ——quiso tocarme pero negué enseguida—— no quiero sonar cruel, te amo, pero si me tocas creo que está noche podría morir.

—¿Que puedo hacer? ——su desesperación era impresionante. Estaba poniéndome nerviosa.

—No me deja dormir por el ruido de sus dientes. ——Edward cerro rápidamente la carpa—— estás pálida ——sonreí aún temblando.

—Olvidalo ——hablo repentinamente molesto.

—Puede que algún día necesite sus pies. Seamos honestos. Soy más cálido que tu. ——iba a acercarse pero lo tomo del brazo con fuerza—— no me toques.