𝐍𝐨 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐧 𝐝𝐞 𝐭𝐢...
Una escuela privada, pero no vida privada. Lo que sea que los estudiantes hacen, va directamente a su blog. La desconocida pero escandalosa Gossip Girl, le da problemas a los...
══════════════════════ Buenos días, Upper East Siders. ¿O no lo son? Escuchamos que cierta futura miembro de la realeza ha tenido más de un rudo despertar esta semana. ═════════════════════
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Ese mediodía, Chuck y yo nos encontramos en el parque para hacer el paseo rutinario de Monkey. Ahora estábamos entrando a su suite, encontrando a Nate en la sala.
— Por favor, dime que no estás llegando a casa desde ayer —le dijo a Chuck—. ¿Pasaste toda la noche con Zarkana de nuevo o qué?
— Reunión de evento de caridad temprano en la mañana.
— ¿Así es como lo llamas ahora, caridad?
Chuck rió, leyendo unos papeles que le entregaron en la entrada. Nate me miró con la boca abierta, antes de volver su dirección a él.
— Espera, ¿en serio? —preguntó sorprendido.
— Parece que ser decente cuesta más de lo que pensé —se encogió de hombros—. Si me mantengo ocupado haciendo el bien, entonces hay menos probabilidades de encontrarme en situaciones que puedan desencadenar antiguos hábitos.
— Estoy orgullosa —le sonreí, haciéndolo sonreír de regreso.
— Yo podría necesitar algo de tiempo en el buen camino, al menos lejos de cualquiera que pudiera tentarme —murmuró Nate.
— Pensaba que las cosas entre Diana y tú iban bien —contestó Chuck—. Fueron la comidilla de los medios la semana pasada. ¿No era hacerlo público lo que querías?
— Sí, excepto que eso no cambió absolutamente nada —tomó su maletín—. No salimos de su casa y la oficina, y solo es sexo o trabajo todo el tiempo. Igual que antes.
— Si Diana no se compromete contigo en público como lo hace en privado, tal vez sea hora de explorar tus opciones —opinó Chuck, mirándome brevemente.
Oh, por Dios. Nate también volteó a verme, lo que provocó que el aire se atascara en mi garganta mientras pensaba qué decir.
— ¡Claro, Archi! ¿Por qué no ves cómo resultan las cosas con Charlie? —sugerí.
Chuck frunció el ceño. Aún cree que el exabrupto que tuve en el desayuno de la semana pasada fue porque sigo secretamente enamorada de Nate. No tiene idea.
— Pensé en ella toda la semana, pero estuvo evitándome... Quizás debería hablarle en el trabajo —respondió Nate—. Gracias, chicos. Nos vemos.
