3.15: La virgen de dieciséis años

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Desde el día que llega su recién nacida a casa, un padre vive con miedo. De que algún día se lastime, de que ella algún día lo odie. O, lo peor de todo... que un día ella crezca.
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Después de mi conversación con Nate hace una semana, las cosas empezaron lentamente a volver a cómo eran. No exactamente igual, pero al menos ya no me escondía dentro de las paredes de mi apartamento. ¿Por qué debía ser yo la que deba pasar desapercibida cuando no había hecho nada malo? Además, me sentía más tranquila luego de poner en palabras lo que sentía.

A pesar del dolor, lo que sucedió fue un golpe necesario para recordar lo verdaderamente importante, a lo que debo prestarle más atención: a mí.

Por eso, aquí estoy ahora, saliendo del gimnasio después de estar al borde de la muerte luego de dos horas de entrenamiento. A penas podía coordinar mis piernas mientras salía por la puerta de cristal. Recientemente me di cuenta que el ejercicio es una buena (y saludable) forma de liberar frustraciones, por lo que estuve yendo más al gimnasio. Tampoco es que me vaya a convertir en una fisicoculturista; pero mi abdomen ha estado desarrollando pequeños músculos de los que me siento genuinamente orgullosa. Mi amor por la comida tiene un rival fuerte ahora.

Llamada entrante: Chuck.

Necesito verte —demandó Chuck, al instante de atender la llamada.

— "Buenos días, Ashley, ¿cómo estás?" Bien, gracias por preguntar —me burlé.

Es importante, en serio —contestó, ni un atisbo de diversión en su voz.

Huh.

— Acabo de salir del gimnasio. No lo ofreciste, pero acepto totalmente el regalo un servicio de masajes de tu parte —reí, pero solo escuché silencio—. ¿Acaso ocurrió algo con Elizabeth? —fruncí el ceño—. Creí que todo iba perfecto con ella.

Resulta que Chuck había estado pasando mucho tiempo con Elizabeth estos días, una vez que ella le confesó que sus sospechas sobre que era su madre eran ciertas. Él estuvo muy animado últimamente, se notaba a la distancia la alegría que le trajo descubrir que su madre no estaba muerta cómo Bart le hizo creer, a pesar de las razones de su lejanía.

Su felicidad me puso contenta, pero ahora estaba comenzando a pensar que las cosas podían no ser cómo creíamos otra vez.

Todo va de maravilla. Pero resulta que planearon un sabotaje en mi contra. Varias mujeres del Empire me demandaron... —tomó aire—. Por acoso sexual.

Automáticamente dejé de caminar, maldiciendo internamente por el dolor que se produjo en mis rodillas ante la brusquedad. Pero era lo que menos me importaba ahora.

— ¿De qué estás hablando?

Obviamente, sabemos que hubo incidentes en el Palace. Pero ese es el hotel de nuestros padres. Yo era un niño. Jamás haría eso ahora... Jamás le haría eso a Blair.

Cerré los ojos, apoyando una mano sobre ellos mientras trataba encontrar las palabras para continuar. Estaba más allá del shock.

— ¿Cómo se te ocurre decirme esto por teléfono?

Tú eres la mujer productiva —me hizo resoplar. Había tantas cosas cruzando por mi mente en ese momento que ni siquiera podía pensar con coherencia—. Ashley... no lo hice. Tienes que creerme.

La vulnerabilidad en su voz no es algo que oiga todos los días. Soy testigo de la mejora de Chuck en estos años, es cierto que ya no es el idiota mujeriego que solía ser, creo que le encargo a Blair esa madurez. Además, reconozco que se toma su trabajo bastante en serio, lo que convierte poco factible el hecho de que descuide su hotel para sobornar empleadas... De todos modos, estoy un poco confundida por la razón real del escándalo.

Ashley Clayton | Gossip GirlWhere stories live. Discover now