Ashley Clayton | Gossip Girl

3.01: Reveses de la fortuna

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Bienvenidos, Upper East Siders.

Luego de un largo y caluroso verano, veo que no les tomó mucho tiempo ensuciar los expedientes nuevos que les di. Mi buzón está rebosante, así que vamos a ver lo bueno, ¿quieren?

Visto:

• Chuck Bass en sus viejas andanzas. Pobre B, supongo que nada bueno dura para siempre.

• En cuanto a cierta rubia de piernas largas junto a una piscina de los Hamptons, parece que Serena dejó grandes zapatos para llenar. Y alguien los encuentra perfectos.

• Mientras tanto, Ashley Clayton fue descubierta en el J.F.K.

Sabemos que dejó un corazón roto antes de irse de viaje por Europa pero, ¿su regresó cambiará las cosas?
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Sin dudas el aire de Nueva York era distinto a cualquier otro, o quizás era que extrañaba tanto a la ciudad que me siento increíble.

Una vez que salí del aeropuerto, inmediatamente me dirigí a mi nuevo hogar donde estaban esperándome mis padres. El penthouse quedaba en la zona más céntrica de Manhattan, rodeado por todo el caos de la gran manzana. Ya se sabe cuánto amo eso.

— ¡Papá, este lugar es maravilloso! —comenté fascinada mientras recorría el salón—. E inmenso. No sé qué haré con tanto espacio...

— Bueno, mi única hija debe tener el mejor lugar dónde vivir —dijo. Yo sonreí—. Vivirás con muchas comodidades. Tienes servicio de limpieza y comida las 24hs del día.

— ¿Segura que quieres hacerlo? —preguntó mi madre preocupada—. Puedes quedarte en el Palace.

— Si quiero independizarme, tengo que hacerlo bien. En el Palace, con la gente que me conoce desde siempre, nunca podré.

— Voy a extrañarte —me abrazó.

— Yo también —la apreté fuerte antes de separarnos—. Pero es lo mejor.

— Ashley tiene razón, Laura. Tiene que convertirse en una mujer exitosa. Y confió en que no me decepcionará.

— Gracias, papá. Lo aprecio mucho.

Uno de los hombres encargados de la mudanza pasó y dejó una caja en el suelo.

— Esa era la última —avisó tomando aire.

Le agradecí cordialmente para que pudiera marcharse, mi padre ya les había pagado por sus servicios antes.

Es impresionante lo desgastantes que son las mudanzas, más cuando no estás presente. El apartamento estaba repleto de cajas de diferentes tamaños, sumando los muebles y electrodomésticos pesados que estaban hace semanas. No imaginé tener tantas porquerías hasta que las vi aquí. De todas formas, seguramente mi mamá me compró demasiadas más cosas que duplicaron mis pertenencias preexistentes. Enloqueció un poco, pero supongo que es la sensación de nido vacío.