𝐍𝐨 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐧𝐚𝐝𝐢𝐞 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐧 𝐝𝐞 𝐭𝐢...
Una escuela privada, pero no vida privada. Lo que sea que los estudiantes hacen, va directamente a su blog. La desconocida pero escandalosa Gossip Girl, le da problemas a los...
══════════════════════ Invierno en Nueva York. Lista para sobrevivir al frío:
#1: Bufanda de cachemira para patinar sobre hielo.
#2: Chocolate Jaques Torres para mirar escaparates.
#3: Y la pareja perfecta para ir al Baile de la Nieve. ══════════════════════
Estos días fueron increíbles.
Estaba viviendo nuevas cosas, experimentando sensaciones desconocidas... incluso siendo feliz de una forma distinta. Pero sentirse bien asusta, porque mientras más alta es la subida, más dura será la caída. Y no quiero pensar en eso, pero tengo el presentimiento de que, en breve, me daré la cara contra el suelo.
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Ahora mismo, Nate y yo caminábamos por la calle, después de desayunar en el parque. Como estuvimos haciendo últimamente.
— Falté de nuevo a clases por tu culpa. Realmente eres mala influencia, Archi —lo acusé sarcásticamente.
— Quizás soy malo, pero soy perfectamente bueno en eso —bromeó.
Lo miré entrecerrando los ojos. Nate soltó una risa, para luego besarme sin aviso. Nuestro beso duró unos segundos hasta que él se separó.
— Debí pedírtelo antes... pero, ¿quieres ir al Baile de la Nieve conmigo? —se movió entusiasmado.
Mi alegría desapareció en un instante.
— ¿Crees que es una buena idea?
— ¿Por qué lo dices, por Jenny? —cuestionó. Yo evité el contacto visual—. No tienes que pensar en eso, a ella no le importa. Me dejó plantado.
Sí, me había contando sobre eso. Al parecer ella había sido quién decidió terminar lo que sea que estaban teniendo, de un momento para el otro. Trataba de no pensar demasiado en ese asunto, porque no quería sentir que Nate estaba conmigo solo porque no podía estar con Jenny.
— No es por ella —suspiré.
— ¿Entonces, tienes miedo de que te vean conmigo? —cuestionó confundido.
— Los últimos meses han sido complicados... creo que recién ahora estamos bien. Tenemos que averiguar qué pasa.
Le golpeé el hombro cariñosamente, pero Nate continuó con una expresión seria.
— Pero yo ya lo sé hace tiempo. Me gustas, Clay. Y mucho. ¿No piensas lo mismo?
Odio cuando me acorrala de esta forma. No estoy tan entrenada como él para replicar.
