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La oji verde no creía lo que acaba de escuchar.

Correspondió al fuerte abrazo que el peli teñido la estaba haciendo presa, relacionando su gesto como un verdadero acto de sentimiento puro, viniendo del mismo.

Al cabo de unos segundos suspendidos, Ecta finalmente le expresa una correspondencia.

—Sí—, musitó con dulzura—; te voy a esperar.

El joven tras escuchar esto, a su corta distancia le alcanza la mejilla para estamparle un ruidoso beso.

«Ojalá fuera eterno este abrazo». Lamentó a sus adentros. «No quiero perderte, Ecta». Pensó.

Dándole continuidad al acto que deseaba que fuera capaz de detener el tiempo, no le importó si ya estaba luciendo exagerado, sabía que probablemente ese día, sería uno de los últimos en los que podría hacer eso cómodamente con ella.

«No me importa que sea desagradablemente mayor que tú, estoy dispuesto a esperarte y buscarte». Se determinó como logro, para enfrentar la unión que se avecinaba.

Ecta suelta una tierna risa, rodeándole por el cuello y reposando sus manos sobre la cabeza del mayor, acariciando el cabello.

—¿Qué sucede Izeth?—, ríe —; ¡Sólo se trata de pan!.

Mientras, el joven sólo podía verle con la mirada más triste que jamás había hecho. Le carcomía el corazón admirar la ignorancia en la que su compañera vivía.

— ¿Estás...—; titubea—, ¿Estás interesada en... buscar otro pan?—. Le responde reposando el mentón sobre su hombro con un puchero, siguiéndole el falso hilo a su enamorada.

—Ja, ja, ja—. Le toma nuevamente del rostro con ambas manos—, aunque hayan más panaderos, yo siempre voy a preferir el tuyo—. Sonrió —, no porque lo hagas mejor, sino porque eres tú.

«Qué poca seriedad me estoy tomando estos comentarios tras escuchar a Evastian hablar en doble sentido, pero igual valoro la inocencia de ella». Pensó a un lado amargamente.

Pero un pequeño jalón lo saca de su burbuja temporal. La señorita adelantándose, aprovechó que lo tenía de frente acariciando sus mejillas, se acercó para darle un beso ahora en los labios. Izeth en su tacto; no la detuvo, sino en cambio, la buscó con aquella misma ternura, sin llevarlo a otro lado más que demostrar sentimientos inocentes.

—Sabes...—, interrumpió—, no he mejorado...hace mucho tiempo tuve anemia; espero no sea de nuevo eso—. Informó a su compañero.

—Sí, voy a traerte doble porción de lo que sea ahora. Comes muy poco—. Opinó apoyando la situación.

—¡No me quiero engordar!—, exclamó apenada—; hasta ya me está saliendo un rollito.

—¿Hm?— observando sobre la jardinera de la señorita—, pues no se nota.

***

Welcomeee!—, lo recibe con un breve abrazo—, estuviste muy perdido ¿Muchas cosas que resolver en la...hmm—, pausa pensativa—; ugh, whatever.

¿Organización?—, responde en su lugar el peli teñido.

—¡Sí! Eso.

Izeth la sigue a medida que ella va caminando por la pretenciosa residencia—. Estoy terminando también mi secundaria, entonces hay mucho por hacer—, respondió distraído, mirando los detalles de la construcción.

—Ugh. Qué aburrido, yo quiero acabar ya con esa tonta eh... secundaria—. Le miró esperando alguna corrección a su lenguaje, pero este con un gesto afirmativo le da la razón de haberlo dicho bien—. Yaaay!—, exclamó emocionada.

RED | PASADO: ¿En serio?Where stories live. Discover now