1

27.4K 2.6K 1.6K
                                    

-"Espero y tengan un descanso hermoso" mencionaste haciendo una pequeña reverencia frente a dos tumbas, una al lado de la otra "Mamá, papá, nos veremos en el otro lado" sonreiste despidiendote de ellos para regresar a tu hogar

Iba a ser una larga caminata, cumpliste el deseo de tu padre de ser enterrado junto a tu madre una vez muera, y ella había sido enterrada en su pueblo natal.

La choza que era tu hogar solitario ahora, se encontraba a varios kilómetros de aquel pueblo, sumergida en el bosque, un lugar originalmente propiedad de tu padre.

-"No creo que llegue antes del anochecer... Tendré que buscar un pequeño refugio en el bosque" pensaste en voz alta viendo como estaba atardeciendo

Encontraste un espacio entre las montañas al lado del bosque, en donde te adentraste a una pequeña cueva en busqueda de huir del frío de la noche.

Hiciste una fogata con algunas hojas secas, ramas y troncos que habías recolectado en el camino.

De tu bolso de viaje sacaste una pequeña canasta que contaba con comida, para poder cenar y luego dormir con el estómago lleno, así sin problema alguno podrías seguir tu caminata en la mañana.

Al finalizar la cena, te recostaste en el suelo al lado de la fogata que ya solo quedaban las brasas de esta, apegandose letamente, y cediste al sueño.

Aunque tu descanso no duró demasiado, te pusiste alerta al oír ruidos de afuera, entre pasos y jadeos.

Tus ojos poco a poco se acostumbraron a la oscuridad, permitiendote ver a penas con la luz de la luna el exterior de la cueva donde te encontrabas.

A gatas te acercaste a la salida de esta, para observar fuera.

-"Ayuda!" Un hombre dijo al verte asomarte y no dudó en ponerse frente a ti, tomando tus hombros y empujandote hacia el suelo, quedando sobre ti, ambos dentro de la cueva

Antes de que pudieras decir palabra alguna tapó tu boca.

-"Hay un demonio... un demonio fuera..." diji temblando y agitado

Notaste unas gotas caer sobre tu rostro, demasiado espesas para ser sudor o baba.

Sangre.

Supiste enseguida poniendo tus piernas en el abdomen del sujeto para empujarlo y lanzarlo de tu refugio, haciendo que golpee su cabeza con la parte de arriba de la entrada de la cueva.

Limpiaste tu mejilla con un trapo que contenias y lo lanzaste fuera, adentrándote lo más posible en la cueva para quedar al final de esta, sujetando tu bolso de viaje y observando el bosque y el hombre en el suelo.

Cubriste tu boca y regulaste tu respiración al ver otra figura acercarse para llevarse al sujeto.

El silencio se mantuvo unos segundos hasta que lograste ver de nuevo una figura en la entrada de la cueva.

-"Señorita..." una voz que parecía llena de angustia mencionó

Te quedaste en silencio mirándolo fijamente, viendo como se acercó y dejó algo en el suelo.

-"Su pañuelo..." murmuró para luego escapar de allí

Te había llamado la atención esa situación y tomaste tu pañuelo con cuidado.

Te quedaste alerta el resto de la noche, hasta que comenzó a amanecer.

En ese instante saliste de tu escondiste para poder retomar tu camino.

Viste el pañuelo en tus manos, con una mancha de sangre y ladeaste la cabeza.

Realmente somos una familia suertuda...

Los demonios por alguna razón... Se apiadan de nosotros.

Lo han hecho con madre... Con padre... ayer me ha tocado a mi...

Soltaste una pequeña risilla al recordar eso.

No lo creía posible... pero quizás la abuela tenía razón.

Tenemos algún tipo de maldición bendita.

Llegaste a tu hogar, ahora ya no contaba con alguien quien pudiese darte la bienvenida.

Te dedicaste a ordenar el lugar, limpiar un poco, darte un baño al final del día y preparar la cena para ti sola esta vez.

Optaste por cenar fuera, observando el bosque que había a algunos metros de distancia.

-"Señorita...!"

Otra vez oiste esa voz, poniendote alerta y de pie al ver a un demonio con un voluptuoso bulto en su cabeza, en medio de sus cuernos.

Corría hacía ti, cayendo en el proceso y arrastrandose hacía ti los últimos metros.

Te quedaste paralizada al ver como se arrastró hasta quedar detrás de ti, sujetando tu pierna en forma de protegerse.

Viste como al menos tres demonios más aparecieron persiguiendolo.

-"Encontraste a la mujer Hantengu! Si no se la vas a entregar a nuestro señor entonces vamos a robarla de tus manos! No te la vas a quedar para ti!" Uno dijo riendo

-"No puede ser! Aún existe su legado!" Otro dijo babeando "Pensé que la última había muerto hace años!"

-"Esta no se nos va a escapar! Ya está en su fecha! No podemos dejar que pase más tiempo!"

-"Que mala educación hablar así de una mujer, como si fuese un objeto" mencionaste soltandote del demonio aferrado a ti para acercarte a los demonios con calma

-"Mirenla! De entrega por su cuenta... debe saber!" Uno rio

-"Es una mujer joven aún...! Hay que aprovechar!"

-"Si! Podríamos-"

Cuando el último quizo hablar su cabeza salió volando en un momento, los otros dos observaron sorprendidos por el acto.

-"Hace años que no mataba un demonio!" Dijiste riendo leve con una katana en mano "Es una alegría que mi padre me haya cuidado con tanto cariño! Enseñandome a protegerme de ustedes y consiguiendome el material para pelear!" Te colocaste en posición para pelear "Fue un gran cazador una vez~"

Ambos demonios no pudieron hacer nada, sin siquiera notar cuando te acercaste y cortaste sus cabezas en un abrir y cerrar de ojos.

-"Huh... el kimono me ha reducido la velocidad..." mencionaste suspirando y volteaste a ver el último demonio, este escondido y le sonreiste para acercarte lentamente "Deseas decirme algo?"

-"Señorita..." volvió a decir y agachó su cabeza entregandote una flor "Sería... nuestra esposa?"

Te sorprendió la propuesta del demonio y soltaste una risilla tomando la flor de sus manos para colocarla en tu cabello, arrodillante frente a él. 

-"Estoy algo mayor, y aún no me he casado, pero nunca creí que el primero que me lo pediría sería un demonio" reiste leve besando su frente "Acepto, pero... por qué hablaste en plural?"

Nunca esperaste que tomase tu espada y cortase su propia cabeza en ese instante, presentandose alguien más. Un demonio que se veía mucho más joven.

-"Si aceptaste como nos veíamos de esa forma horrible" el demonio de ojos verdes mencionó sonriendo y ladeando la cabeza "Nos querrás así también!"

Aún seguías sin entender, a quienes se refería cuando solo podías ver a un demonio.

Casada Con Demonios! - (Hantengu, Karaku, Urogi, Sekido, Aizetsu) x Lectora Where stories live. Discover now