Pequeña Casualidad | Pedri Part. I y II

Parte 3- Nueva Realidad

Me desperté algo desorientada intentando ubicarme mirando a mi alrededor. Estaba acostada en una cama de lo que parecía un hospital, tenía un gotero puesto conectado a varios sueros. Pequeñas imágenes de lo que había ocurrido pasaban por mi cabeza, el partido.. los jugadores, y.. zas, el estúpido mini verde. Me había arroyado cuando estaba intentando huir de la muchedumbre fanática que buscaban cómo locas conseguir una foto de los jugadores. ¿Quién sería el estúpido que iría al volante? ¿Cómo no podría haber visto ese de STOP tan tan grande?, se merecía que le quitaran el carnet. 

Intenté incorporarme a la vez que una oleada de rabia me invadía, pero noté una pequeña molestia en el costado, y me dejé caer sobre el colchón cerrando los ojos.-Joder- me quejé inconscientemente intentando moverme algo molesta, me dolía la espalda las cervicales y el pecho, pero sobre todo lo que más me incomodó fue el hormigueo que notaba en mi pierna izquierda, incapaz de moverla -joder joder- volví a quejarme mientras notaba mis pulsaciones aumentar, y supe que lo hicieron porque la maquina que estaba monitorizando mis constantes y a la que estaba conectada, que no paraba de hacer ruidos extraños cada vez que me movía.

-Tía,tía relájate- Inés me cogió por el brazo hasta llegar a mi mano y apretarla con fuerza, estaba sentaba al lado de mi cama en una silla bastante ortopédica y llevaba puesta la misma ropa del partido. Hacía muy mala cara, se notaba que había estado llorando. La miré de arriba a bajo sin entender nada.

-¿Qué ha pasado? ¿Cúanto llevamos aquí?- pregunté inconscientemente removiéndome en la cama. Me dolía todo el cuerpo y era incapaz de encontrar una buena postura. 

-Te atropellaron....  

-Sí, ya de eso me acuerdo- dije tocándome las sienes- un imbécil que llevaba un mini verde y se saltó el puñetero stop.

-Tía.. - sé quejo Inés mirando hacia el otro lado de la habitación. Justo en frente de mi cama  habían dos chicos jóvenes de pie apoyados contra la pared con los brazos cruzados, uno de ellos más alto vestido de negro con una sudadera color mostaza y el otro un poco mas bajito, se parecían mucho. 

Los miré de arriba a bajo, estudiándolos,  y volví a mirar a mi amiga preguntándole quienes eran ellos. Pero Inés no dijo nada, se quedó inmóvil cogiendo mi mano y apretándola con fuerza.

El chico más bajito dió un paso al frente y se fue acercando a mi lado a la vez que me miraba con pena, como si se sintiera extremadamente culpable. Y no tardé mucho en unir las piezas.

-Soy Fernando, pero todos me llaman Fer -empezó y reconocí su voz al instante, su tono pausado, so voz, era el chico que estuvo a mi lado hasta que llegó la ambulancia.

-Ah, ¿el imbécil que me ha atropellado?- pregunté irónica.  En ese momento el otro chico de la esquina se acercó en nuestra dirección , posicionándose al otro lado de la cama, a mi lado. Hacía incluso peor cara que el otro, y estaba mucho más serio.

-No, ese he sido yo... - empezó hilillo de voz a penas audible- Pedri.. -me ofreció la mano presentándose. Y noté la presión de la mano de Ines sobre la mía. La miré perpleja. Inés intentaba sin éxito esconder la emoción, estaba nerviosa por la situación en la que me nos encontrábamos, pero no por mi accidente, sino por el chico que acababa de acercarse a mí.

-¿Tú Pedri?- la miré de medio lado resoplando.

-TIA- se quejó esta- que esta delante- soltó mi mano de sopetón y se cubrió la cara avergonzada.

Pedri soltó una risita y yo lo miré con mala cara. 

-Lo que me faltaba -maldije- atropellada por el futbolista amor platónico de mi mejor amiga.