Parte 44- Me equivoqué

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Salí de casa de Pedri resoplando y con lagrimas corriendo por mis mejillas, pero no me siguió y lo agradecí, porque esta vez si que necesitaba estar sola de verdad. 

Pedí un uber y fui al único sitio que se me ocurrió. La cafetería donde solía ir con mi madre y con mi hermano cuando éramos pequeños, y que estaba cerca de donde vivía antes con Inés. Ese lugar me daba paz, y siempre iba ahí a estudiar porque me relajaba, además tenían el mejor café latte de coco de todo Barcelona. Lo pedí e hice lo que más necesitaba, pensar en mi situación de mierda y en la decisión que tenía que tomar respecto a mi futuro. En lo más profundo de mi sabía que no quería ese trabajo, porque ya no me llenaba y no me motivaba como antes, pero la actitud de Pedri me había sorprendido para mal.

No estaba enfadada con el, y tampoco me arrepentía de haber rechazado el trabajo. Ahora sabía que no era lo que quería y que nunca lo había sido. Pero aun así estaba molesta y lo peor dolida por su actitud. Después de todo lo que habíamos pasado estos meses, no podía creer que tan a la ligera se pensara que no creía en nosotros. Y bueno, Fer tampoco se quedaba corto, después de todo lo que me había estado preocupando por el, a la primera de cambio fue a contarle mentiras a Pedri sin si quiera preguntarme antes a mi que quería hacer o que estaba considerando.

Pedri no dejo de llamarme y mandarme varios mensajes, pero no respondí y no leí ninguno. Por una vez, necesitaba tiempo para meditar las cosas y pensar en mi.

¿Debería irme? Aunque no era lo que quería, quizá irme una temporada me permitía abrirme más puertas en el mundo de la abogacía deportiva, pero por otro lado, irme implicaba dejar a Pedri. Y dolía solo de pensarlo. No quería dejarlo, es más, ahora mismo no me imaginaba mi día a día sin el, sin sus bromas, sonrisas y celos tontos. En estos meses que habíamos estado juntos, con nuestros momentos buenos y malos, me había dado cuenta el significado de querer de verdad a una persona. Algo que jamás sentí con ninguna de mis exparejas. La decisión ya la había tomado, aunque me empeñara en darle más vueltas.

No se cuanto tiempo estuve en la cafetería, ni cuantos cafés de coco me pedí, pero cuando vi que empezaba a anochecer y que estaban cerrando el local, decidí que quizá era el momento de volver a casa y afrontar las cosas con el. No me iba a ir a Madrid, pero si que teníamos que aclarar las cosas. Y como si lo hubiera invocado mi móvil sonó con una llamada entrante suya.

-Dime Pedri- contesté algo escueta.

-¿Alex donde estás?-preguntó con urgencia.

-En una cafetería cerca de donde vivía antes, en el centro - expliqué- ¿Qué necesitas?

- A ti - dijo sin miramiento alguno - a ti conmigo, a mi lado.

Suspiré porque sus palabras me sacaron una sonrisa. Por mucho que intentara alargarlo más los dos nos necesitábamos el uno al otro, y era evidente.

-Yo también a ti- admití

Soltó una risita que intentó esconder al segundo.

-Voy a pedir un Uber- seguí- y voy a casa.

-No, pásame ubicación y voy a por ti- me dijo.

-No hace falta, está un poco lejos de donde vivimos- le contrabatí.

-Alex, necesito salir de casa y necesito estar contigo a solas- dijo claramente nervioso y supe que había pasado algo más cuando yo me fui.

-¿Qué ha pasado?

No respondió.

-Pepi..

-Fer se ha ido de casa también , discutimos , discutió con Adri y se fue - admitió.

Pequeña Casualidad | Pedri Part. I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora