Capítulo 21

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Ya era tarde y ambas chicas se dirigían hacia la puerta para, con mucho pesar, despedirse.

Jihyo estaba obligada a irse o sobrepasaria el límite horario impuesto por sus padres para llegar a su casa.

Si no cumplía las reglas sería castigada y aquello es lo último que deseaba.

-Hyo. - Nombró a la alta una vez sus pies estuvieron fuera de su propiedad. - Gracias por haber hecho de este día uno de los mejores.

La Susodicha logró gesticular un una combinación de una sonrisa abultando sus labios producto de la ternura que le había generado.

Tomo la pequeña mano y a carició el dorso con su pulgar.

-Eres hermosa en todos los sentidos posibles. -ambas miradas se conectaron y sobre todo, los ojos de Jihyo tenían un brillo diferente. En ellos se manifestaba la emoción y el dolor que sentía al recordar a la maravillosa persona que tenía en frente y que no quería ver sufrir, pero tampoco quería engañar. - Siento que no merezco que alguien tan especial como tú sienta algo por mi.

-¿Y cómo no sentir algo? -respondió impulsivamente. Al instante comenzó a negar con su cabeza intentando corregirse y una sonrisa se dibujaba en el rostro de la alta. - Jihyo, no existe explicación a las emociones porque son eso, emociones y son completamente irracionales. Tampoco hay forma de saber si tu me mereces o yo te merezco, pero por el momento...me siento bien así contigo.

Park lo confirmaba, realmente no la merecía.
¿En dónde volvería a encontrar esa dulzura, esa inocencia, esa ternura y esa inteligencia en una sola persona? Existían incontables cualidades que dejaban a la menor fascinada y que hacían a la bajita a una persona diferente al resto a los ojos de JIhyo. Sobre todo aquel buen corazón que tenía y que posiblemente fuera a destruirlo, pero la solución nunca podría ser el engaño.

-Sa, necesito confesarte algo...-Su pecho se oprimió con fuerza y un nudo en su estómago comenzó a arder. ¿Era ese el momento correcto para confesarlo? ¿Habría consecuencias si aplazaba una verdad inevitable?

Luego de varios segundos la mayor había comenzado a preocuparse. Jihyo parecía estar bien hasta que la insólita seriedad cubrió sus facciones dejando a la menor desorientada.

-¿Hyo, Estás bien?

-Si, si estoy bien. -su deber era decirle la verdad pero no tenía el suficiente valor para hacerlo. Tan solo podía reunir valentía para colocar una sonrisa forzada y continuar. - Quería confesarte que ehm, es un poco cursi decirlo pero, estoy feliz de haber sido tu primer beso.

Más allá de la presión, sus palabras estaban cargadas de sinceridad.

Sana bajó su mirada liberando una risita en el aire. Al regresar sus ojos a los de la contraria, llevó su mano hasta su cuello rascandolo con nerviosismo y negó con su cabeza.

-Yo también tengo que confesarte algo. -Debido a esta secuencia de acciones Jihyo frunció su ceño confundida.- No fuiste mi primer beso.

Park había quedado sin palabras, pero seguramente su rostro decia lo que ella no podía. Es decir, Sana, su Sana¿Ya había besado? ¿Eso era posible? ¿La persona que estaba temblando cuando la besó ya había besado? ¿Era una broma?

-Fue Jeongyeon. -Confesó pasando una mano por rostro. No podía evitar sonreír con las expresiones tan graciosas de la menor. Jihyo tenia sus ojos completamente abiertos ante tan inaudita situación. - Fue hace dos años.

Flashback

-Entonces ¿Te gusta? -preguntó Minatozaki menor entrando a su habitación junto a Yoo.

-Creo que si, creo que Tzuyu me...me...bueno tu entiendes- admitió sentándose en la cama y tapando su cara con sus manos. -Yo no puedo creer que me suceda esto. A mi siempre me gustaron los chicos, ¿Por qué ahora una chica?

-No te sientas mal Jeong-Sana se sentó a su lado pasando una mano por su espalda. -El amor es algo hermoso.

-Yo creo que es algo de adolescente, tal vez me siento así por la edad y luego olvidaré todo. -Sana la miraba con el ceño fruncido. - Entonces yo no puedo confirmar nada por ahora, mis sentimientos ya desaparecerán, estoy segura.

-Si tu lo dices.

-Esta decidido, yo no tocaré este tema y mucho menos le confesaré lo que siento para que luego mi enamoramiento desaparezca. -decía convencida. - Aunque, si da el primer paso y ella aún me...me...

-Gusta. -completo Sana.

-Si claro, eso. -Asintió - Si esos requisitos se cumplen, tal vez, solo tal vez acceda a algo. -Sana optó por no responderle.

Si su amiga prefería negar la realidad así lo haría hasta que ella misma decidiera asumirlo. -Espera, ¿y si Tzuyu me besa? Yo no sé besar.

Sana solo rodaba los ojos.

-Sinceremante, no creo que lo haga, hace un mes la conoces y cada vez que intenta acercarse que ti te empeñas en hacerla sentir mal. -Opinó la bajita. -Creo que antes que ella te bese a ti, tu la besaras a ella.

-¡Pero sigo sin saber besar! -comenzó a exaltarse por un tema que según ella debía ignorar. - Bésame.

La propuesta asustó a la menor.

-Claro que no. -se negó alejándose de su amiga.

-Vamos Sa, es solo un favor. - Rogó acercándose al rostro de Sana.

-Dije que no, también tienes a Mina para experimentar. -Continuaba alejándose mientras que Jeongyeon insistía y acortaba las distancias.

-No quiero esperarla. -Terminó acorralando a la menor contra el respaldar de la cama. - Además dicen que refuerza la amistad, ven aquí.

-Ni se te ocur...-tarde, Jeongyeon ya la estaba besando.

A pesar de cerrar sus ojos por inercia, la menor rápidamente comenzó a golpear los hombros de Yoo para luego alejarla.

-¡Estas loca! -gritó la Minatozaki volviendo a empujar a la mayor.

-Ni que fuera para tanto. -Jeongyeon se alejó rodando los ojos. -Ni siquiera besas bien. -se quejó.

-Claro, porque tu eres toda una experta.

Fin del flashback.

-No quiero que me malinterpretes, yo nunca lo tomé como primer beso porque no significo absolutamente nada. Además, Jeongyeon estaba pasando por una crisis de identidad y literalmente me obligó.

-¿Entonces no tengo que preocuparme? - La mayor negó sonriendo. Jihyo devolvió el gesto y, sin contenerse, tomó por las mejillas a la mayor y dejó un beso sobre sus labios.

El segundo beso era un poco más sencillo ya que fluían mejor que la primera vez en la habitación. Sin perder la inocencia del momento, la menor bajo una de sus manos y delicadamente la fue colocando en la cintura de Minatozaki.

Comenzó a atraer ambos cuerpos hacia un mismo centro, con lentitud para no incomodar a la mayor; pero los nervios se apoderaron de Sana al instante que sintió su cuerpo comenzar a chocar con el otro y detuvo el beso.

Si bien sus cuerpos ya habían estado en contacto a través de los abrazos, el clima había cambiado completamente para Sana. La sensación era diferente, desconocida, nueva cada vez que besaba a Jihyo y su sentido de recepción del tacto aumentaba a niveles insospechados.

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